(Gènéthique/InfoCatólica) El objetivo de este proyecto de ley es iniciar un experimento para definir cuál podría ser el marco jurídico de esta «práctica». Establece que, seis meses después de que finalice el experimento, se presentará al Parlamento un informe de evaluación.
Según los firmantes, este método alternativo se inscribe en una perspectiva «ecológica».
En Francia, hoy en día sólo son posibles dos ritos funerarios: el entierro o la incineración, señalan los eurodiputados. En ambos casos, el ataúd es obligatorio. Ambas opciones son extremadamente contaminantes, afirman. «La cremación emite casi el 3% de las emisiones anuales de CO2 de un ciudadano, el entierro cuatro veces más. Requieren un ataúd, así como la conservación del cadáver con productos contaminantes, como el formol. Además del proceso, la posición post mortem de los cuerpos enterrados también plantea dudas, dicen.
Según sus defensores, el proceso de «humusación, o compostaje humano, parece ser un nuevo método funerario para preservar el medio ambiente».
Los eurodiputados explican el proceso: «Este proceso (...) consiste en envolver el cuerpo del difunto en un sudario biodegradable y colocarlo después sobre un lecho natural de plantas. Cubierto, volteado y vigilado, el cuerpo se transforma con el tiempo de forma natural en humus, con la ayuda de microorganismos presentes en nuestro entorno. El proceso de descomposición dura varios meses, sin olores y sin efectos secundarios para los alrededores, al final de los cuales la familia y los amigos pueden recuperar el humus».
En Bélgica se está discutiendo una ley similar, y la práctica ya está legalizada en seis estados norteamericanos, siendo California el último en sumarse.
En Francia, un senador planteó su legalización en octubre de 2016. En el 2022 hizo lo mismo la diputada Elodie Jacquier-Laforge. Ambas propuestas fueron rechazadas.
En 2014, la ciudad de Niort creó un cementerio denominado «natural», diseñado para reducir al máximo su huella ecológica. De acuerdo con una carta de uso, el cuerpo y las cenizas se depositan en el suelo, en un ataúd o urna de materiales biodegradables. Además, el fallecido no recibe más cuidados de conservación, salvo en contadas ocasiones.
Respeto del cuerpo
Nuestra relación con el cuerpo post mortem debe reflexionarse «en el respeto del derecho de cada individuo a disponer libremente de su cuerpo», concluyen los firmantes de la propuesta, invocando una vez más este argumento, utilizado también en los debates sobre el aborto y la eutanasia o suicidio asistido. Sin embargo, la legislación francesa establece que el cadáver es indisponible. Es inviolable y debe respetarse.