(AP/InfoCatólica) En una entrevista con The Associated Press en el Vaticano, Francisco fue preguntado sobre el proceso sinodal en Alemania. El Papa dijo que aunque el diálogo es bueno, «la experiencia alemana no ayuda». E indicó que el proceso hasta la fecha ha sido dirigido por la «élite» y que no involucra a «todo el pueblo de Dios», advirtiendo que el objetivo debe ser siempre la unidad.
Añadió, según el avance de AP:
«Aquí el peligro es que se cuele algo muy, muy ideológico. Cuando la ideología se mete en los procesos eclesiales, el Espíritu Santo se va a casa, porque la ideología vence al Espíritu Santo».
Preguntado por la homosexualidad, también según el avance de la agencia, Francisco ha exhortado a los padres a no «condenar» nunca a los hijos homosexuales, mantiene la afirmación de la Iglesia de que la actividad homosexual es pecaminosa, aunque no debe ser considerada un delito que sea perseguido por las leyes:
«Ser homosexual no es un delito. Sí, pero es un pecado... Bien, pero primero distingamos entre un pecado y un delito». Y añadió: «También es pecado carecer de caridad unos con otros»
Enseñanza del Catecismo
La enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad está recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica
Castidad y homosexualidad
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.