(Vatican.neews/InfoCatólica) El Papa Francisco recibe a una Delegación Budista de Camboya, encabezada por el Vicario Apostólico de Phnom-Penh, Mons. Olivier Schmitthaeusler, que ha venido hasta Roma estos días para reunirse con los responsables del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso bajo el objetivo de explorar nuevas vías para promover la conversión ecológica a través de las iniciativas emprendidas por el diálogo budista-cristiano.
«En un momento en que la familia humana y nuestro planeta se enfrentan a graves amenazas, ustedes han elegido acertadamente 'La reconversión ecológica' como tema de su reunión. Se trata de un signo positivo de la creciente sensibilidad y preocupación por el bienestar de la Tierra, nuestro hogar común, y por las importantes contribuciones que, inspirados por creencias religiosas y tradiciones espirituales, podéis ofrecer a vuestro noble país en su camino de sanación social y reconstrucción económica tras las crisis sociopolíticas de las últimas décadas», ha expresado el Pontífice.
La conversión ecológica necesita conversión de corazón y hábitos
Frente al panorama actual mundial, en el que la pobreza y la falta de respeto por la dignidad de los marginados causan mucho sufrimiento y desánimo en nuestros tiempos, Francisco asegura que es «urgente» buscar, mediante el diálogo a todos los niveles, «soluciones integradas basadas en el respeto de la interdependencia fundamental entre la familia humana y la naturaleza».
De hecho, les recuerda que, él mismo, siguiendo el camino trazado por sus predecesores, ha continuado instando al cuidado de nuestra casa común, «un cuidado que es también una vocación al respeto», y señala: «respeto por la creación, respeto por nuestro prójimo, respeto por nosotros mismos y respeto por el Creador«. Sin embargo –agrega– «esto no puede ocurrir sin un cambio de corazón, de visión y de hábitos».
El Papa también les ha recordado que «la conversión ecológica se produce cuando la gente reconoce las raíces humanas de la actual crisis medioambiental», cuando «el verdadero arrepentimiento lleva a frenar o detener tendencias, ideologías y prácticas dañinas e irrespetuosas con la creación» y cuando «la gente se compromete a promover modelos de desarrollo que curen las heridas infligidas por la codicia, la búsqueda desmedida de beneficios económicos, la falta de solidaridad con el prójimo y la falta de respeto por el medio ambiente». De hecho – dice – «la conversión ecológica nos llama a cambiar de marcha, a cambiar los malos hábitos para soñar, crear y actuar juntos en la realización de un futuro justo y equitativo».
La riqueza budista y cristiana es fundamental para cultivar la responsabilidad ecológica
Por último, Francisco ha querido centrarse en el diálogo interreligioso, el cual revela – dice – «la profunda riqueza que nuestras respectivas tradiciones religiosas ofrecen en apoyo de los esfuerzos por cultivar la responsabilidad ecológica. Es por ello que, los budistas, siguiendo los principios que Buda legó a sus discípulos (Pratimoksa), incluida la práctica llamada 'metta', que consiste en no dañar a los seres vivos y llevando un estilo de vida sencillo, pueden adquirir una actitud compasiva hacia todos los seres, incluida la tierra, su hábitat». Por su parte, los cristianos, cumplen su responsabilidad ecológica cuando, como custodios dignos de confianza, protegen la creación, la obra que Dios ha confiado al hombre para que la cultive y la cuide».