(Ecclesia/InfoCatólica) El centro de solidaridad son los locales parroquiales de Santa Sofía, la iglesia de los greco-católicos de Roma. El gran vehículo, de nacionalidad eslovaca, partió este sábado hacia la zona de Zaporiyia, uno de los epicentros de la guerra en Ucrania.
En 48 horas la ayuda llega a su destino
La noticia la dio el cardenal Konrad Krajewski, que en los días previos a Navidad se había puesto de nuevo al volante de una furgoneta para llevar unos cuarenta generadores eléctricos y un gran número de camisetas térmicas recogidas por el Dicasterio para la Caridad a través de una plataforma solidaria. Y el flujo de donaciones no se ha detenido, con los más de 300.000 euros recaudados se ha aumentado el número de generadores y ropa térmica que se enviarán al este europeo. En 48 horas, asegura el limosnero del Papa, todo el nuevo material estará a disposición de esas demasiadas personas que sobreviven en condiciones inhumanas en una barbarie agravada por las temperaturas polares de la época.
Solidaridad entre compatriotas
«Es una cadena de bondad de personas que ayudan a sus compatriotas, que quieren ayudar a los que sufren», declaró el cardenal a los medios de comunicación vaticanos. El 19 de diciembre, el cardenal había llegado a Lviv en una gran furgoneta - «la más grande que podía conducir», dijo- y tras distribuir ayuda en varios puntos de la capital, se había trasladado a Kiev para llevar un cargamento de ayuda y detenerse a celebrar la Navidad, acompañado también por la cercanía y la bendición del Papa Francisco. Una Navidad de guerra, hecha de escarcha y oscuridad debido al racionamiento eléctrico mitigado por el resplandor de los generadores. «Yo diría que la misión está cumplida», dijo el cardenal Krajewski a su regreso, una semana después. En realidad es una misión que se renueva.