Para conmemorar los XXV años de la aprobación del texto definitivo (15 de agosto de 1997) del Catecismo de la Iglesia Católica promulgado por Juan Pablo II con la carta apostólica Laetamur magnopere la asociación Schola Cordis Iesu y el Instituto Santo Tomás han organizado en Barcelona un ciclo de conferencias que se inicia este sábado 14 de enero y que continuará hasta finales de marzo de este año.
El papel del cardenal Ratzinger como presidente de la Comisión especial en la realización de esta obra fue decisivo. Bajo su guía, aliento constante y paternidad espiritual, la obra creció hasta convertirse en lo que luego fue con su promulgación por el Papa Juan Pablo II: un criterio y punto de referencia seguro para la fe en nuestro tiempo.
El cardenal Ratzinger creyó en el proyecto que por encargo de Juan Pablo II tuvo que dirigir junto a una comisión de 12 personas entre obispos y cardenales. En el Catecismo se presenta una exposición completa e íntegra de la doctrina católica, en cuatro pilares catequéticos: el Credo como fundamento, los Sacramentos como las puertas por las que entra la gracia en nuestras vidas, los Diez Mandamientos como los puntos de referencia seguros de una vida feliz y el Padre Nuestro como la medida y la forma originales de todas nuestras oraciones.
La importancia de aquella publicación no puede ser subestimada: ha sido fuente de unidad y de libertad para la Iglesia. En el Catecismo se reafirma el tesoro abundante de la enseñanza tradicional en el campo de la fe y la doctrina católica. Así lo manifestó el cardenal Ratzinger en el momento de su publicación: «Quien busca en el Catecismo un nuevo sistema teológico o nuevas hipótesis sorprendentes, quedará decepcionado. Este tipo de actualidad no es la preocupación del Catecismo. Éste ofrece, recurriendo a la Sagrada Escritura y a la riqueza global de la tradición en sus múltiples formas, e inspirándose en el Concilio Vaticano II, una visión orgánica de la totalidad de la fe católica, que es bella precisamente en cuanto totalidad, una belleza en la que reluce el esplendor de la verdad». «La actualidad del Catecismo es la actualidad de la verdad nuevamente expresada y pensada. Esta actualidad permanecerá a pesar de las críticas que reciba», aseguró.
En la introducción al Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica el cardenal Ratzinger expresaba su deseo de que el Catecismo constituyera un instrumento «para satisfacer tanto el hambre de verdad de los fieles de toda edad y condición, como la necesidad de todos aquellos que, sin serlo, tienen sed de verdad y de justicia».
Hoy, a los XXV años de su promulgación, damos gracias a Dios por el tesoro que ha sido esta publicación para todos los bautizados que, gracias a Benedicto XVI y a san Juan Pablo II, ha sido una realidad que podemos considerar uno de los acontecimientos eclesiales más importantes del siglo XX.
