(InfoCatólica) Jaime Mayor Oreja, impulsor de NEOS, ha abierto el acto en el que estaban representadas más de un centenar de asociaciones, recordando que «la defensa de la vida es la piedra angular, el fundamento de cualquier alternativa cultural basada en los fundamentos cristianos, de la misma manera que el aborto, su legalización y legitimación, han sido el arranque de este actual e implacable desorden social».
Josep Miró, coordinador de la Asamblea por la Vida, la Libertad y la Dignidad ha tomado después la palabra para leer el manifiesto «Por la vida contra las malas leyes» adjunto a esta nota de prensa. En él, Miró ha subrayado que en España «está más protegida la cría del urogallo que la del ser humano. Está más controlado por la Administración, una tala de árboles que un aborto. En nuestras calles cada vez se ven más perros con abrigo y menos niños». A este respecto, el coordinador de la Asamblea de Asociaciones por la Vida se preguntaba «¿Qué sociedad estamos construyendo, qué valores estamos viviendo como ciudadanos, padres y madres?» llamando a rechazar las malas leyes como la que se quiere aprobar sobre el aborto.
Por su parte, Luisa María González, vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid, ha puesto en valor la importancia del encuentro paciente – médico para descubrir las obligaciones de los médicos, con primacía singular del deber de preservar la vida. González insistía en esa especial relación que «es el escenario de nuestro mayor compromiso con la persona, que pone su vida en nuestras manos, con la confianza en que será protegida y cuidada con ciencia y humanidad. Los médicos somos los defensores de los pacientes, por encargo de la sociedad». La vicepresidenta del Colegio de Médicos ha subrayado que «los médicos sabemos que hay cosas que no debemos hacer. La garantía de nuestra identidad profesional más auténtica es actuar siempre con ciencia y con conciencia, en beneficio de cada ser humano.»
El encuentro ha reunido además a distintas personalidades de la sociedad civil que han querido acompañar a los ponentes como Carmen Fernández de la Cigoña, directora del Instituto CEU de Estudios de la Familia y miembro de la ACdP, Alicia Latorre, presidenta de Cada Vida Importa, María San Gil, miembro de NEOS, Ana del Pino, coordinadora ejecutiva de la Federación Europea One of Us e Ignacio García Juliá, presidente del Foro de la Familia, entre otros.
Las organizaciones participantes en el acto de hoy asumen el compromiso de continuar trabajando de manera unida y conjunta para la defensa de la dignidad de cada vida humana y de la libertad de todos. Esta unión y compromiso firmes se mantendrán vivos y activos hasta conseguir revertir estas leyes perversas que atentan contra todos los españoles y abandonan a la mujer en su maternidad, acaban con la vida de sus hijos y atacan a la familia.
Manifiesto Acto
Por la vida contra las malas leyes
A todas las personas de buena voluntad y a sus familias, a la sociedad española, a sus instituciones y asociaciones, a los partidos y las instituciones políticas, a los gobiernos autonómicos y al gobierno de España. ¡Escuchad y obrad en consecuencia!:
La vida es el primero y más fundamental de los derechos por la sencilla razón de que sin ella ningún derecho humano es posible. Pero la vida está cada vez más gravemente amenazada en España. Porque se impide violentamente el nacimiento del ser humano engendrado que, a pesar de su existencia real y tangible, no tiene ningún reconocimiento por parte de la ley; de las malas leyes.
Tiene derecho a la herencia, pero al mismo tiempo carece de toda protección para poder nacer. Más de 90.000 niños han sido muertos en el 2021 por la vía del aborto, y esto a pesar de que en España y en aquel mismo año, solo han nacido poco más de 300.000.
Es una masacre y a la vez un suicidio demográfico, que carece de toda explicación racional. Está más protegida la cría del urogallo que la del ser humano. Está más controlado por la Administración una tala de árboles que un aborto. En nuestras calles cada vez se ven más perros con abrigo y menos niños.
¿Qué sociedad estamos construyendo, qué valores estamos viviendo como ciudadanos, padres y madres? No podemos seguir por este camino. No podemos aceptar malas leyes como la que quieren aprobar sobre el aborto, que encima profundiza todos los males anteriores.
Pretenden que el aborto sea un derecho, pero no existe tal condición para un acto dirigido a poner fin a la vida humana. Existe el derecho a la vida, y no el derecho a suprimirla.
No hay ayudas para las madres embarazadas, pero el aborto en clínicas privadas está subvencionado al 100%. Y no solo eso. La nueva ley, niega todo periodo de reflexión y el facilitar información de posibles alternativas a la mujer que considera abortar.
Como viene siendo común en las leyes de este gobierno, se ataca a la patria potestad impidiendo toda autoridad de los padres hacia sus hijos mayores de 14 años. Necesitan permiso paterno para salir de excursión con la escuela, pero no para abortar. ¿Qué persona razonable puede entender todo esto?
La ley vulnera derechos constitucionales; no les importa. También lo hacía la ley precedente, pero el recurso de inconstitucionalidad que lo planteaba ha dormido once años en el Tribunal Constitucional sin llegar a resolverse. Por eso no les importa. Es una evidencia más de cómo el atentado sistemático contra la vida humana obliga a atacar otras libertades, derechos y garantías constitucionales para poder mantenerse.
Pero siendo la más grave, el aborto no es la única amenaza a la vida. En plena pandemia se cometió la atrocidad de aprobar una ley sobre la eutanasia, negando al mismo tiempo el dotar de los recursos necesarios para los cuidados paliativos a fin de que todo el mundo pueda ser atendido. ¿Qué hipócrita libertad es esta que da a escoger entre morir sufriendo o que vengan y te maten? Exigimos la derogación de esta ley, y que los cuidados paliativos alcancen a toda la población sin diferencias sociales ni de ingresos.
Y reclamamos el ejercicio efectivo del derecho a la libertad de conciencia, para que los médicos que realmente cumplen con el juramento hipocrático, no se vean señalados y discriminados por los poderes públicos.
A pesar de que los suicidios se han convertido en un problema grave, este gobierno ha legalizado el suicidio asistido, en una demostración que su ideología pesa más que el derecho a la vida.
Todo esto engendra violencia porque el menosprecio a la vida humana siempre la engendra. ¿Quién se puede extrañar entonces que violencias de todo tipo crezcan en nuestra sociedad?
Rechazamos este estado de cosas. Alzamos la voz sin miedo para señalar y declarar la indignidad de quienes contribuyen a todo ello, y también para recordar que los tibios serán vomitados por su tibieza.
Nos comprometemos firmemente a trabajar por la vida y su dignidad, e igualmente por la libertad, que siempre va aparejada al respeto por la vida.
Porque los que van contra la vida, como se está viendo, tienen al mismo tiempo que cercenar otras libertades, como la de conciencia, la de reunión, y la de expresión.
Nos comprometemos a actuar conjuntamente por encima de otras diferencias que nos separen de creencia, de razón política, o de interés. Actuar conjuntamente para organizarnos a fin de terminar con este estado de cosas.
Vamos a construir la sociedad de la vida digna, dónde esta sea celebrada y no proscrita, acogida y no rechazada, cuidada y no abandonada a su suerte. Una vida digna para todos, con independencia de cuál sea su estado y su grado de dependencia, de manera que todos aquellos que para vivir necesitan de la ayuda y de los medios adecuados, reciban de acuerdo con sus necesidades. Comenzando por el ser humano engendrado.
La alternativa al aborto, a la eutanasia, al suicidio asistido, es la de la sociedad donde toda vida puede ser vivida en su plenitud de acuerdo con la dignidad inherente a todo ser humano.
Por la vida, su dignidad y la libertad. En Madrid, a 10 de enero del 2023