(AsiaNews/InfoCatólica) Después de que las celebraciones del «Nazareno Negro» en Filipinas se hayan cancelado por un poco más de dos años a causa de la coyuntura por pandemia de COVID-19, finalmente se ha recibido la aprobación de las autoridades del país para retomar las actividades de esta festividad.
Es así que, todavía con algunas restricciones de seguridad, los filipinos retomaron el evento de una de sus mayores devociones, el cual comienza el 7 de enero y culmina el 9.
Para esta celebración, los filipinos acostumbran a llevar la imagen de madera de Cristo desde su ubicación original (la iglesia de San Nicola de Tolentino) hasta la parroquia de Quiapo en la localidad de Manila. Allí, concluyen la novena (iniciada el 31 de diciembre) y se reúnen millones de fieles católicos a orar y pedir milagros e intercesiones.
Estas tradiciones y muestras de fe tan contundentes de los filipinos llaman mucho la atención, pues Filipinas es el único país de todo el continente asiático con una población mayoritariamente católica. Se registra que más del 82% de su población pertenece a la religión católica, es decir, un aproximado de 110 millones de habitantes.
La imagen llevada en procesión llamada «Nazareno Negro» representa a Jesús inclinado cargando a cuestas con el peso de la Cruz en el camino a su crucifixión. Llegó por primera vez a Manila en 1607 gracias a un sacerdote agustino que la trasladaba en barco en dirección a México, sin embargo, según cuenta la tradición, el barco se incendió durante su camino, pero la imagen del Cristo, a pesar de haber quedado teñida de negro, sobrevivió de forma milagrosa.
Con esta procesión, los filipinos recuerdan el primer traslado de la estatua, que se dio en el año 1767 el día 9 de enero.
Para los filipinos, retomar la procesión del «Nazareno Negro» fue una gran alegría pues temían que, por tercer año consecutivo, fuera cancelada. El 3 de enero, la iglesia de Quipao recibió un comunicado por el cual las autoridades policiales y sanitarias dieron el permiso para su ejecución.
El sacerdote Earl Allyson Valdez, párroco de Quiapo, aclaró que «en vez de besar los pies de la imagen, los fieles pueden acercarse y tocar solamente al Nazareno Negro» con el fin de evitar y disminuir al máximo «el riesgo de contagio».