(InfoCatólica) El dictador nicaragüense Daniel Ortega arremetió el martes contra la Iglesia Católica en medio de un acto de oficiales de la Policía de Nicaragua, responsabilizando a la jerarquía eclesiástica de los baños de sangre producidos durante 2018, cuando miles de nicaragüenses salieron a las calles a protestar en contra del régimen sandinista.
En su discurso, pronunciado en un acto de graduación de cadetes de la Academia de Policía Walter Mendoza, Ortega celebró el papel represivo desempeñado por los funcionarios que masacraron a cerca de 300 disidentes que pedían un cambio de Gobierno durante aquel año. En ese sentido destacó el rol de Ramón Avellán, un general de los cuerpos policiales que cobró protagonismo por encabezar los operativos represivos contra la oposición.
Lo más llamativo de la alocución del líder del régimen ha sido, sin lugar a dudas, el desparpajo con el que ha admitido su ensañamiento contra los sacerdotes y religiosos del país centroamericano, a quienes calificó incluso de «fariseos», «sepulcros blanqueados» y «somocistas».
«Los ataques eran en diferentes cuarteles todos los días y salían de algunos templos, no de todos, pero sí de algunos donde estaban los fariseos, los blanqueados», señaló en una parte de su discurso.
Durante su discurso Ortega no se refirió al proceso judicial que pesa sobre el obispo de Matagalpa, quien tendrá audiencia inicial el próximo el 10 de enero de 2023.
La impunidad campea en la nación centroamericana. A pocos días de finalizar el año, el obispo de la diócesis de Matagalpa, Administrador Apostólico de la diócesis de Estelí, y secretario de medios de comunicación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Rolando Álvarez, fue llevado ante un juez de la dictadura. El régimen lo exhibió haciendo circular su fotografía en los medios oficialistas, lo acusa de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas», y le decretó casa por cárcel.