(ACIPrensa/InfoCatólica) Hoy es el Tercer Domingo de Adviento y es la víspera de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, como nos explica monseñor Javier del Río Alba, arzobispo de la ciudad de Arequipa en Perú.
«El Tercer Domingo de Adviento, que marca esta semana, destaca uno de los frutos propios del misterio de Cristo: la alegría. Por eso se llama domingo de “Gaudete” o “de la alegría”.
La denominación se inspira en el antiguo anuncio del profeta Zacarías: “alégrate y goza, Sión, porque voy a habitar en medio de ti” (Za 2,14), así como en la profecía de Sofonías: “alégrate, hija de Sión porque el Señor está en medio de ti” (So 3,14-15) y otros anuncios similares del Antiguo Testamento que la Iglesia interpreta muy bien como referidos al nacimiento de Jesús».
«La Iglesia se alegra ante la cercanía del nacimiento del Mesías y la llegada del Reino de Dios. La alegría es uno de los signos distintivos del cristiano», explica el arzobispo.
También narró otros momentos de la historia de la salación donde la alegría fue protagonista entre ellos: la anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen María, cuando Juan Bautista visitó a María, la aparición del ángel a los pastores de Belén y la aparición de Jesús resucitado a los discípulos.
«La alegría es una constante en la vida del cristiano. Brota al acoger a Jesús como salvador, al reconocerlo como el Mesías que viene a dar su vida por nosotros, el Cordero de Dios que extirpa el pecado que habita en el hombre y le impide ser feliz, porque el pecado termina siempre llevando al hombre a la tristeza, la angustia y la ansiedad ya que le impide fiarse de Dios.
«La alegría que la Iglesia experimenta en estos días, entonces, brota ante la certeza de que Jesús, este niño que nace en Navidad, realmente viene una vez más a nosotros y a nuestros hogares. Para que la vida divina crezca en cada uno. Jesús viene por todos, sin distinción, especialmente por aquellos que se saben necesitados de salvación».