(La Croix/InfoCatólica) El arzobispo católico que supervisa los casos de abusos sexuales del clero en Italia ha lanzado una crítica mordaz a sus hermanos en Francia por permitir que una comisión independiente investigue los abusos en su Iglesia.
«No proyectaremos datos ni tomaremos una muestra, como han hecho otras entidades eclesiales, con cifras que sólo atraen a los que quieren provocar problemas», dijo el arzobispo Lorenzo Ghizzoni, jefe de la oficina de protección de menores de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), durante una conferencia el sábado en la Pontificia Universidad Lateranense, titulada «Del lado de las víctimas».
Los comentarios del arzobispo, de 67 años, recogidos por la agencia de noticias ANSA, se consideraron una crítica implícita a la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (CIASE). La comisión publicó un informe devastador en octubre de 2021, según el cual se calcula que 216.000 niños sufrieron abusos por parte de sacerdotes y religiosos entre 1950 y 2020.
Este método «ha producido daños en otros lugares»
«No vamos a crear una única comisión nacional formada por personas que no saben nada de la vida de la Iglesia, que sólo están calificadas como objetivas porque no son ni obispos, ni sacerdotes, ni creyentes», continuó Ghizzoni, que dirige la archidiócesis de Rávena, en el norte de Italia, desde 2012. Según él, una comisión nacional de este tipo «ha producido daños en otros lugares» y «no debe ser imitada». «Analizaremos los datos reales y trataremos de encontrar formas de prevención», continuó. «Lo que nos interesa no es poner en la picota a los sacerdotes, sino prevenir los abusos».
Sus declaraciones se produjeron apenas dos días después de que la CEI presentara su primer informe sobre los abusos sexuales relacionados con la Iglesia en Italia. Dijo que 89 presuntas víctimas se habían presentado durante el período de un año entre 2020 y 2021 para denunciar los abusos. El texto de la CEI dijo que los casos de otras 613 víctimas italianas habían sido enviados en los últimos años al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que es responsable de investigar los abusos sexuales a menores.
«No nos interesan mucho las cifras si no son para prevenir», dijo el arzobispo Ghizzoni a La Croix en marzo. «Queremos un análisis cualitativo, no cuantitativo, para conocer nuestros puntos fuertes y débiles», dijo.
«Datos» cuestionables
La CEI ha adoptado un enfoque interno y está basando sus informes en los casos que ya se conocen, ya sea porque son el resultado de las denuncias hechas a los centros de escucha diocesanos, o porque han llegado al Vaticano. No es la primera vez que los obispos italianos critican al CIASE, presentando el método elegido por los obispos franceses como un contraejemplo que no debería seguirse para atajar la lacra de la pedocriminalidad en la Iglesia.
«Algunos datos pueden ser realmente cuestionables, como hemos visto en Francia, y no queremos crear polémica», dijo el pasado mayo el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la CEI. «Asumiremos nuestras responsabilidades. Pero, de hecho, ya las hemos asumido», afirmó entonces. «En cuanto a la investigación (del CIASE) en Francia, he recibido tres encuestas realizadas por académicos que la echan por tierra», dijo un mes después en una entrevista con el diario romano La Repubblica.