(ACN/InfoCatólica) Durante una conferencia organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el obispo capuchino, nacido en Suiza, subrayó que esta visita, durante la cual Francisco asistirá al «Foro de Baréin para el diálogo», debe verse como una continuación de los viajes anteriores del santo padre a otros países de mayoría musulmana: «El Papa no está inventando nada nuevo, hay una continuidad en sus objetivos desde su viaje anterior a Abu Dhabi. Ya ha visitado varios países musulmanes, siempre con el mismo propósito: encontrar una plataforma donde, sin comprometer nuestras creencias, podamos formar comunidades constructivas positivas para construir el futuro y contribuir a salvar el mundo».
Según el administrador apostólico del vicariato del norte de Arabia, lo que cristianos y musulmanes quieren es una conversación abierta y honesta que respete las diferencias. «El diálogo a nivel intelectual o teológico no es fácil, porque es difícil encontrar un lenguaje común. ¿Cómo podemos avanzar y crear una base, sin renunciar a nuestra identidad? Nadie está interesado en una síntesis que sea mitad musulmana, mitad cristiana. Queremos permanecer fieles a nuestras tradiciones, pero podemos hacer más para abordar cuestiones vitales que afectan a toda la humanidad. Y lo hacemos como creyentes en un solo Dios, el creador del cielo y la tierra, ante quien todos somos responsables, musulmanes o cristianos».
Constructores de puentes
Al tiempo que subraya que los resultados finales «por supuesto no dependen de nosotros, sino de Dios», el obispo cree que «si las dos principales religiones monoteístas no pueden encontrar algún tipo de entendimiento, el mundo está en riesgo. Debemos ser parte de la solución y no de los problemas que afectan a muchas partes del mundo. El Papa nunca se cansa de construir puentes donde las personas han dejado de hablarse».
En la compleja realidad que conforma la región del Golfo, Baréin ocupa un lugar especial. La población es mayoritariamente chiíta, pero la casa real que gobierna el país es sunita, siendo los musulmanes un 70% de la población. Sin embargo, hay grandes comunidades de otras religiones, con un 14% de cristianos y un 10% de hindúes, en su mayoría compuestas por inmigrantes que no poseen la ciudadanía. Por todo esto, Baréin está acostumbrado a la diferencia y ha invertido mucho en promover el entendimiento. Esto es algo que Mons. Hinder espera que Francisco aliente: «Probablemente el santo padre le pedirá al rey que siga siendo un constructor de puentes en la región, porque religiosa e ideológicamente Baréin está entre Arabia Saudita e Irán, las dos principales potencias en el Medio Oriente. Baréin puede desempeñar un papel especial como constructor de puentes, espero que el Papa los aliente a permanecer fieles a este papel».
28.000 cristianos participarán en la misa de clausura
El papa Francisco también se reunirá con la comunidad católica en Baréin, se espera que muchos fieles viajen desde los países vecinos.
Si bien hay una comunidad cristiana indígena muy pequeña, la gran mayoría de los 80.000 católicos en este reino insular son trabajadores migrantes de países como India, Sri Lanka y Filipinas. El santo padre se va a encontrar con una multitud entusiasta, dice Mons. Paul Hinder: «El encuentro más destacado será la misa de clausura en el estadio nacional, porque conociendo a nuestra gente, será una misa muy festiva. Alrededor de 28.000 personas llenarán el estadio, con al menos dos mil provenientes de Arabia Saudita».
Aunque la vecina Arabia Saudita es conocida internacionalmente por su falta de libertad religiosa, esto no aplica al archipiélago de Baréin, donde las diferentes confesiones cristianas tienen permitido construir sus propias iglesias y el rey incluso ofreció un terreno para que se construyera Nuestra Señora de Arabia, la catedral más grande de la región del Golfo, erigida con el apoyo de los benefactores de ACN. Los cristianos hacen uso de esta libertad. «La belleza del ministerio aquí es tratar con cristianos activos. No hay necesidad de rogarles que vengan a misa, nuestro principal problema es la falta de espacio. Esto nos da satisfacción y alegría. He sido fortalecido en mi propia fe por los fieles que me han apoyado todos estos años», afirmó el obispo, que lleva más de 18 años trabajando en la región.
La dura vida de los trabajadores y sus familias
Sin embargo, hay dificultades: «Nuestra gente generalmente no tienen la ciudadanía, y eso significa que cuando pierden su trabajo tienen que abandonar el país. Cientos de miles perdieron sus empleos durante el Covid, y parece que este proceso podría continuar por lo que hay inseguridad, porque siempre tienen familias que dependen de ellos, ya sea en el Golfo o en sus países de origen. Las familias separadas son otro desafío para el trabajo pastoral».
Aunque los países del Golfo son conocidos por su inmensa riqueza, esto no significa que los trabajadores ordinarios, o las iglesias, vivan cómodamente. La explotación y el maltrato de la mano de obra son rampantes en la región. «Las estructuras de la Iglesia, en comparación con otros países, son relativamente pobres, pero hay solidaridad en la Iglesia, los pobres a menudo son generosos en la forma en que pueden, y con el gran número de feligreses que tenemos la contribución es buena, aunque no sea suficiente. La mayor parte de la construcción de iglesias en el vicariato fue financiada por los fieles locales. Estoy agradecido a la gente, porque hace lo que puede», dijo Mons. Hinder durante la conferencia.
En estos países la ayuda oficial es muy escasa o inexistente, por esa razón el obispo destaca la importancia de la ayuda recibida de ACN durante su mandato, en particular en los países más problemáticos: «En Yemen, me beneficié de la ayuda de ACN cuando pudimos hacerlo, antes de la guerra civil, y le he dicho a mi sucesor que tan pronto como sea posible hacer algo allí de nuevo será necesario pedir ayuda, él la encontrará en ACN. Recuerdo que me dijeron que me acercara a la fundación cada vez que lo necesitara, y lo agradezco.»