(Corriere/InfoCatólica) Según informa el periódico italiano se ha llegado a un entendimiento que será anunciado a finales de semana por la Santa Sede y China: el acuerdo «provisional» para el nombramiento de obispos se prorrogará dos años más, hasta el 22 de octubre de 2024.
La delegación vaticana y los representantes del gobierno chino se reunieron entre finales de agosto y principios de septiembre en Tianjin, en el norte de China. Como explicó el Papa Francisco, el diálogo con Pekín «es algo lento, pero siempre se avanza». Los límites entre la Iglesia «oficial» vinculada al gobierno y la Iglesia «clandestina», después de todo, se han ido difuminando durante años en la realidad cotidiana de millones de católicos. Y es significativo que los representantes de la Santa Sede, en Tianjin, hayan podido conocer al obispo «clandestino» Melchiorre Shi Hongzhen, de 92 años.
El texto del acuerdo, aún confidencial, estipula que el nombramiento papal de un obispo debe ser comunicado a la parte china para su aprobación. En estos cuatro años, no ha habido más ordenaciones episcopales ilegítimas, las celebradas por la Iglesia «patriótica» sin el consentimiento del Papa. En su lugar, el Papa nombró a seis obispos con el consentimiento de las autoridades chinas. Igualmente importante es el hecho de que otros seis obispos «clandestinos», elegidos en el pasado por la Santa Sede pero no considerados como tales por la Iglesia gubernamental, han sido entretanto reconocidos por Pekín.
La Iglesia, al servicio de la dictadura comunista
El fin de semana pasado, Xi Jinping renovó su mandato al frente del estado chino por cinco años y anunció que piensa seguir el proceso de sinización de todas las religiones presentes en el gigante asiático, lo que obviamente afecta a la religión católica, que con el consentimiento de Roma deberá adaptarse a las indicaciones de la dictadura comunista. De hecho, los obispos que siempre han sido fieles a la dictadura han pedido recientemente a los católicos que adopten como guía el pensamiento de Xi Jinping.
En julio de este año el papa Francisco manifestó su esperanza de que se renovara el acuerdo.