(Agencias/InfoCatólica) El sacerdote nicaragüense exiliado Uriel Vallejos denunció este viernes que su colega Enrique Martínez Gamboa fue detenido por la Policía Nacional, con lo que se elevaría a 9 el número de presbíteros arrestados en lo que va de año.
En un mensaje en Twitter, Vallejos afirmó que Martínez Gamboa, párroco de la iglesia Santa Martha, en Managua, «fue secuestrado» el jueves a las 17.00 hora local (23.00 GMT).
«Los sacerdotes y la Iglesia católica exigimos la liberación y el cese de la persecución contra la Iglesia y el clero. Justicia, libertad y democracia», agregó.
El día se ayer a la 5:00 pm, fue secuestrado el Sacerdote Párroco de la Parroquia Santa Martha, Managua. El Padre Enrique Martínez G.
— Pbro Uriel Vallejos (@pbrourielv) October 14, 2022
Los Sacerdotes y la Iglesia Católica, exígimos la liberación y el cese de la persecusión contra la Iglesia y el clero.
Justicia,libertad y Democ! pic.twitter.com/EnkgboF0DS
Persecución desde 2018
En los últimos cuatro años la Iglesia en Nicaragua ha sufrido más de 200 ataques y profanaciones, La actual crisis comenzó en abril de 2018, durante el cuarto mandato de Ortega. La reforma del sistema de salud y pensiones desencadenó numerosas protestas en todo el país, que fueron reprimidas violentamente por la policía y durante las cuales numerosos obispos y sacerdotes recibieron amenazas de muerte. En este contexto, el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo José Brenes; su auxiliar, el obispo Silvio José Báez; y el nuncio apostólico, el arzobispo Waldemar Somertag, fueron golpeados por una turba progubernamental cuando realizaban una visita pastoral a la Basílica Menor de San Sebastián en Diriamba, a 40 kilómetros de la capital.
El 13 de julio de 2018, policías y paramilitares tirotearon la parroquia de la Divina Misericordia en Managua, donde se habían refugiado jóvenes que protestaban contra el régimen. Báez condenó en Twitter la «represión criminal» contra los civiles y pidió a la comunidad internacional que no sea indiferente.
Poco después, la Iglesia católica aceptó participar de nuevo como mediadora en las conversaciones nacionales para resolver la crisis que ya había dejado cientos de muertos, pero las negociaciones se suspendieron. En 2019 hubo otro intento de conversaciones entre el gobierno y la oposición, pero esta vez la Conferencia Episcopal de Nicaragua declinó participar y pidió que «sean los laicos los que asuman directamente la responsabilidad» de este proceso.
El 28 de septiembre de este año Daniel Ortega dijo que, si la Iglesia católica quiere hablar de democracia, debería empezar «por elegir con el voto de los católicos al papa, a los cardenales, a los obispos, a los sacerdotes, sino que todo es impuesto, es una dictadura, la dictadura perfecta, es una tiranía, la tiranía perfecta».
«Le diría a Su Santidad, el Papa, con todo respeto, a las autoridades de la Iglesia católica, yo soy católico, que como católico no me siento representado y no me siento representado por todo lo que conocemos de esa historia terrible, pero también por el hecho que lo oímos hablar de democracia y no practican la democracia», alegó.
Asimismo, el líder sandinista volvió a tildar de «golpistas» a «algunos obispos» de Nicaragua y los acusó de encubrir a una «banda de asesinos» que, según dijo, intentaron derrocarlo y asesinarlo en el marco de las manifestaciones antigubernamentales de hace cuatro años, en la que se pidió su dimisión por responder con la fuerza.