(ACIPrensa/InfoCatólica) Después de que la Gendarmería Nacional desalojara a una comunidad de origen mapuche de las tierras de la Villa Mascardi, en la Patagonia argentina, el grupo tomó represalias contra distintos templos de la zona.
Cabe destacar que esta comunidad mapuche habitaba dichos terrenos de forma ilegal y, una vez obligados a retirarse, optaron por protestar mediante ataques, los cuales se dieron el día miércoles 5 de octubre.
Vandalizaron, con intenciones de represalia, dos iglesias en Villa La Angostura: la parroquia Nuestra Señora del Nahuel Huapi y la Capilla Nuestra Señora de la Asunción, la cual también intentaron incendiar, mas no lo lograron.
El padre Julio César Mora González, comentó al respecto durante una entrevista con FM Andina: «Gracias a Dios no se incendió. Esto es un ataque a toda la comunidad de Villa la Angostura porque estamos hablando de un lugar histórico».
El grupo de vándalos rayó las paredes de la fachada con frases como «Mapuche resiste», «Relmu Lafquen Resiste» y «Basta de imposiciones».
Uno de los integrantes del grupo de manifestantes, Florentino Nahuel, que tiene el rol de werken (mensajero), declaró a La Angostura Digital que la comunidad mapuche condenaba por completo este tipo de actos violentos contra los templos: «Queremos desligarnos de todo esto que sucedió porque consideramos que esa no es la forma de reclamar derechos, sino todo lo contrario».
La Red Respeto Religioso por la paz y la amistad social también condenó las represalias violentas, mediante un comunicado en el que se señalaba: «A la afrenta espiritual, desasosiego y provocación que compromete la paz social, se suma el daño al patrimonio cultural, ya que Nuestra Señora de la Asunción fue diseñada por el reconocido arquitecto Bustillo, promotor de obras históricas en la región».
Es por esto que solicitan a las autoridades que inicien investigaciones acerca de los hechos y encuentren a «los autores, que no pueden quedar impunes. La sociedad necesita un mensaje contundente de que la ley se cumple y rige para todos».
«La libertad religiosa y el respeto del culto, la práctica y lugares de ejercicio, son valores esenciales para la convivencia, más en horas difíciles y sufridas», destacan.