(Aci Prensa/InfoCatólica) «No se puede cuidar bien, asesorar espiritualmente, aconsejar y acompañar a un matrimonio, aplicando una pastoral que esté al margen de la ciencia médica», advirtieron los expertos a la PAV.
Proponer que los católicos puedan recurrir a los anticonceptivos, como hace el documento publicado por la Pontificia Academia para la Vida, «es, más allá de un ejercicio intelectual teórico, una afirmación que no tiene en cuenta ni la realidad de los estudios sobre el acompañamiento de los matrimonios, ni la experiencia de tantos y tantos matrimonios».
La carta abierta, titulada «Una pastoral al margen de la experiencia deja de ser pastoral», está firmada por el doctor español Jokin de Irala, miembro de la Pontificia Academia para la Vida; Michèle Barbato, de Italia, especialista en obstetricia y ginecología; el médico Jacques Aimé Bazeboso, de República Democrática del Congo, presidente de la Federación Africana de Acción Familiar; y la médico italiana Maria Boerci, presidente nacional de la Confederación Italiana de Centros de Regulación Natural de la Fertilidad.
También firmaron el médico italiano Paolo Bordin, especialista en Medicina Interna; Serena Del Zoppo, ginecóloga con experiencia en planificación natural de la familia e infertilidad, así como consultora en Naprotecnología (N.d.R.: tecnología de procreación natural); la médico francesa Isabelle Ecochard, ex presidenta del Instituto Europeo de Educación para la Vida Familiar; el doctor belga Pierre Hernalsteen, profesor con experiencia en Bélgica, Países Bajos, Ucrania y Ruanda; y el doctor italiano Furio Pesci, catedrático de la Universidad Sapienza de Roma.
Los expertos responden así al libro «Ética teológica de la vida. Escritura, Tradición, Desafíos Prácticos», publicado este año por la Pontificia Academia para la Vida con la editorial Librería Editora Vaticana, la editorial de la Santa Sede.
El texto recopila en 528 páginas las conferencias de un seminario teológico auspiciado por la Pontificia Academia para la Vida en 2021, y tiene una introducción del presidente de la PAV, Mons. Vincenzo Paglia.
De acuerdo a Mons. Paglia, el libro, que propone que los católicos pueden llegar a recurrir a anticonceptivos, presenta un «cambio de paradigma» en la teología moral.
«El texto realiza un cambio radical, pasando por así decirlo, de la esfera al poliedro», expresó.
La postura de la Iglesia sobre los anticonceptivos «no ha cambiado»
Los expertos en salud, fertilidad y acompañamiento a familias, lamentaron que tras la publicación del libro por la PAV «se ha producido cierta confusión en algunos ambientes eclesiales y medios de comunicación por interpretarlo como un cambio de la Santa Sede en estas cuestiones».
«Pero la postura de la Iglesia Católica no ha cambiado», precisaron.
«Las propuestas del manuscrito son de un grupo de expertos. No reflejan la postura de la Academia», añadieron.
Los expertos recordaron que «San Juan Pablo II advertía que no se confundiera la ‘ley de la gradualidad’ con la ‘gradualidad de la ley’ como si hubiera varios grados o formas de precepto en la ley divina, para diferentes personas en sus personales situaciones».
«La ley de la gradualidad supone que todos estamos invitados a vivir con plenitud las propuestas de la Iglesia, aunque logremos alcanzarlas poco a poco, desde nuestras capacidades y circunstancias personales, contando con la gracia y siendo acompañados para superar las dificultades», explicaron.
«El Papa Francisco nos orienta en esta línea remarcando con fuerza la importancia que tiene el acompañamiento y el discernimiento misericordioso de los esposos: ‘Es preciso afrontar todas estas situaciones de manera constructiva, tratando de transformarlas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de acogerlas y acompañarlas con paciencia y delicadeza».
Para los expertos, «la gradualidad de la ley supondría, por el contrario, que hay diferentes leyes para según quienes y en qué circunstancias».
Tras precisar que «la pastoral no debería estar a espaldas de los conocimientos médicos», los expertos destacaron que «algunos llevamos 40 años trabajando y acompañando a matrimonios en la paternidad responsable, la vivencia de su sexualidad matrimonial y en la aplicación de los métodos naturales (MN) en el respeto de su fertilidad y en permanente diálogo, para favorecer, espaciar o evitar embarazos».
Los anticonceptivos, 60 años después de su aparición
Luego de seis décadas del uso de anticonceptivos, indicaron, «los resultados probados» dan luces sobre «los efectos que tendría este ‘nuevo’ enfoque pastoral».
«En los años 60 se enseñó a las parejas que la píldora resolvería la llamada sobre población. Después de 1968, se enseñó a las mujeres que la píldora les protegería de los embarazos ‘no deseados’ y evitaría el aborto. En los años 70, se desarrollaron técnicas de inseminación artificial para ayudar a las parejas a lograr el hijo ‘deseado’».
«Más tarde, en los años 80, se dijo que el preservativo evitaría las infecciones y también los embarazos ‘no deseados’», añadieron.
«El resultado, el empeoramiento de las familias y la coacción de gobiernos, fue predicho por la encíclica Humanae Vitae (HV): además del empeoramiento de la situación de las mujeres que supuestamente iban a ser ‘liberadas’ por estos métodos y del aumento de los fracasos matrimoniales, sufrimos ahora un ‘invierno demográfico’ y las epidemias de infecciones de transmisión sexual aumentan», lamentaron.
En estas décadas, destacaron, «hemos aprendido y confirmado» que el método natural conocido como «sintotérmico de doble comprobación» es «cinco veces más eficaz que el preservativo» para evitar un embarazo.
También se sabe que «la píldora anticonceptiva actual tiene como uno de sus mecanismos de acción, la eliminación precoz de embriones al impedir su implantación», señalaron, e indicaron que «muchas mujeres no querrían utilizarla si supieran que la destrucción de un embrión es posible».
De acuerdo al «mejor estudio existente hasta la fecha sobre la relación píldora-cáncer de mama, publicado en The New England Journal of Medicine», recordaron los expertos, se sabe que «los anticonceptivos hormonales orales elevan el riesgo de cáncer de mama de una forma epidémica».
«Reducen algunos tipos de cánceres, pero no es comparable con el riesgo de producir cáncer de mama, de hígado y de cuello uterino», precisaron.
Además, «los anticonceptivos orales elevan en un 60% el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular».
El uso de estas sustancias, continuaron, está relacionado con «un aumento del riesgo de depresión y de suicidios e intentos de suicidio».
La ciencia también ha demostrado, añadieron, que «aplicar enfoques como la Naprotecnología obtiene resultados parecidos que los métodos artificiales de reproducción asistida, sin sus inconvenientes bioéticos y efectos secundarios», entre los que se encuentra el drama de «los embriones congelados».
Para los expertos, «con solo haber seguido las enseñanzas de la Humanae Vitae, se podrían haber evitado innumerables fallecimientos por las causas descritas antes en los últimos 50 años».
«Cuestionar hoy la aplicación pastoral de la Humanae Vitae aduciendo problemas en el uso de MN puede conducirnos a uno de los mayores escándalos para la salud pública de todos los tiempos, porque afectaría a la salud de millones de mujeres», advirtieron.
«Por otra parte, sería una victoria sin precedentes de la industria farmacéutica que pretende silenciar la evidencia médica actual sobre la píldora anticonceptiva, para seguir aumentando su negocio a costa de la salud de las mujeres», señalaron.
El éxito de los métodos naturales
Los expertos aseguraron que «los métodos naturales modernos fomentan la autonomía matrimonial; son eficaces, ecológicos y saludables», y destacaron que con los años su desarrollo ha presentado «cada vez mejores eficacias, con la ayuda de aplicaciones para Smartphones que incluyen algoritmos sintotérmicos, con enseñanza individualizada, y con el apoyo de centros que los promueven en todo el mundo con más acierto y profesionalidad».
Luego de recordar que quienes trabajan en la salud y la atención de familias con métodos naturales, «acompañamos a los nietos de las primeras usuarias de anticonceptivos orales», los expertos advirtieron que «los enfoques pastorales propuestos por el citado grupo de trabajo no son nuevos y llevan 60 años aplicándose en algunos sitios, probablemente porque no creían en la HV o porque no sabían ayudar a los matrimonios de otra manera o se dejaron llevar por la influencia de las farmacéuticas sobre los medios y los sanitarios».
«Ahora escuchamos voces muy diferentes en nuestra práctica diaria. Las mujeres jóvenes -en su mayoría no creyentes- están tristes, incluso indignadas, porque nunca se les dijo que podían vivir sin anticonceptivos. A veces, incluso, han tenido que pasar por un aborto, simplemente porque confiaron ciegamente en esos anticonceptivos», lamentaron.
Tras descubrir los métodos naturales, aseguraron, las jóvenes «vuelven a sentirse bien como mujeres, se sienten verdaderamente emancipadas por primera vez, dueñas de su cuerpo y de su sexualidad».
Estas jóvenes, continuaron, «ya no desean un pastor que asuma que lo ‘ideal’ no es para ellas, que apruebe la anticoncepción, minimice el aborto y considere inevitable el divorcio. Han perdido sentido para ellas los enfoques pastorales que se han aplicado en muchos lugares durante estos años, porque han soportado sus consecuencias físicas y psicológicas. Quieren cumplir el sueño que la Iglesia ha mantenido durante siglos».
«En vez de seguir viviendo al remolque de falsas esperanzas de los años 60 que son antiguas y han fallado, la Iglesia puede abrazar con más fuerza toda la experiencia y los avances logrados por quienes trabajamos en este campo para tener un renovado papel pastoral y ser un signo esperanzador para una juventud hambrienta de la Verdad y que quiere vivir al máximo sus proyectos de pareja», aseguraron.
Para los expertos, aplicar la ley de la gradualidad a la planificación familiar «significaría proponer MN a quienes quieren espaciar sus embarazos y, en el caso de surgir dificultades, acompañarles mientras resuelven sus problemas para poder vivir como los demás la buena nueva proclamada por la Iglesia».
«Por el contrario, la gradualidad de la ley y estas ‘nuevas’ propuestas equivaldría a decirles: ‘Este ideal no es para vosotros. En vuestras circunstancias, usad preservativos u otros métodos anticonceptivos’», señalaron.
Los expertos resaltaron además la necesidad de «un empeño mayor, si cabe, en que laicos, profesionales sanitarios, universidades con inspiración cristiana hagamos más, mucho más, para facilitar y mejorar la atención a estos matrimonios».
«Es hora de abandonar los paradigmas fallidos de la revolución sexual», señalaron, y destacaron que «es hora de que la Iglesia desarrolle una verdadera y renovada pastoral, que sea sostenible, siguiendo una ecología integral, centrada en varones y mujeres libres y responsables».
«La enseñanza de la Iglesia es saludable y promotora de la salud pública», indicaron, subrayando que los métodos naturales «favorecen el diálogo en el matrimonio y el respeto por el otro, además de fortalecer los vínculos y fines de la pareja».
«Cuando proceden del amor, aumentan el verdadero amor; cuando proceden de la libertad, aumentan la libertad. Es hora, porque nuestra experiencia y la ciencia confirman que es posible», concluyeron.
Puede acceder al texto completo de la carta abierta «Una pastoral al margen de la experiencia deja de ser pastoral» AQUÍ.