(Reuters/InfoCatólica) La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, afirmó ayer que la Unión Europea seguirá de cerca el respeto de ciertos derechos humanos y valores, como el acceso de las mujeres al aborto, en respuesta al resultado electoral de Italia.
«En Europa tenemos ciertos valores y, obviamente, estaremos atentos», dijo Borne a RMC Radio y BFM TV.
«Es un valor de derechos humanos y el respeto a los demás, es decir, el derecho a tener acceso al aborto, debe ser defendido por todos», dijo también Borne, al tiempo que, increíblemente, añadió que no quería comentar la «elección democrática del pueblo italiano».
Por su parte, el ministro de Exteriores español, el socialista José Manuel Albares, ha asegurado que hay que leer los resultados italianos en clave europea en unos momentos «muy definitorios». El que forma parte de un gobierno del PSOE con la extrema izquierda populista de Unidas Podemos, añadió:
«Es un momento de incertidumbre y en momentos de incertidumbre los populismos siempre adquieren importancia y siempre terminan de la misma manera: en catástrofe»
Aun más contrariada se ha mostrado la actual vicepresidenta del gobierno español, la comunista Yolanda Díaz, que ha lamentado que los italianos hayan elegido a quien ella detesta:
El resultado de las elecciones en Italia es muy triste y preocupante.
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) September 26, 2022
Son momentos difíciles, pero no podemos resignarnos. Seguiremos necesitando una Italia a nuestro lado para construir una Europa más social y democrática, no siguiendo los pasos de Hungría y Polonia.
Meloni se define a sí misma como católica y admiradora del San Juan Pablo II: «Fue el papa más grande de la era moderna y el estadista más grande del siglo XX».
En multitud de ocasiones ha hecho gala pública de su fe, y se define a sí misma como «mujer, madre, italiana y cristiana». Afirma no tener «una perspectiva confesional» pero sí «librar esta batalla como una laica de sentido común» que «cree en Dios».
En este sentido se ha manifestado siempre fuertemente contra el «genocidio» de los cristianos, convirtiéndolo en una parte importante de su política.
En sus intervenciones también destacan sus propuestas de «garantizar derechos que hoy no existen» como «el derecho de una mujer a ser madre sin tener por esto que perder su puesto de trabajo», a «elegir no trabajar y no tener por esto que morir de hambre» o «el derecho de una mujer que cree que tiene que abortar porque no tiene alternativas para encontrar una alternativa».
También considera necesario «que el Estado incentive a la familia natural fundada en el matrimonio» y «favorecer con recursos a la natalidad», si bien no está entre sus intenciones abolir el aborto, contemplado en Italia bajo la ley 194.
Ha sido directa en temas como la ideología de género –al afirmar que rechaza «una sociedad en la que cada deseo se convierte en derecho»– o a la eutanasia, criticando «que sea definida como inútil la vida de un discapacitado, de un anciano o de cualquiera que no se adapte al canon del perfecto consumidor».
En cuanto a las uniones homosexuales, es favorable a la figura de las uniones civiles recientemente aprobadas, y aunque está en contra a considerarlas como un matrimonio, tampoco se opondrá a los derechos que se derivan de las mismas.