(InfoCatólica) Ayer, en el Salón de Grados de la Facultad de Económicas y Empresariales del CEU, el padre Ignacio María Doñoro reconoció, ante la pregunta de una de las asistentes, que desde pequeño no sabía lo que era tener miedo. «Ni cuando a los cuatro años me subí a la noria más alta, ni después cuando me hice capellán militar y estuve diez años en Inchaurrondo, supe lo que era tener miedo», explicó. «Ni siquiera en las misiones en las que participé en Bosnia y en Kosovo. Hasta que un día, ya en Perú, me trajeron una bebé de tres meses que había recibido una paliza tremenda y estaba muy grave. Ahí supe por primera vez lo que era el miedo, pero no podía quedarme paralizado. Sabía que me arriesgaba a que me detuvieran si la llevaba en ese estado al hospital, pero era la única respuesta posible. Y la llevé».
La Asociación Católica de Propagandistas y el Instituto de Estudios de Familia fueron los organizadores de un acto que contó con una numerosa asistencia y que abarcó diferentes aspectos sobre la fundación, el desarrollo y el día a día del Hogar Nazaret (www.hogarnazaret.es).
El padre Ignacio María Doñoro de los Ríos pidió una excedencia –en principio de dos años– para marcharse a Puerto Maldonado, en Perú, donde trabajó intensamente durante varios años para rescatar a los niños más vulnerables, los que viven en la espalda del mundo, los más rotos, los que no quiere nadie, «los más pobres de los pobres», como diría la Madre Teresa. Ayer contaba a los asistentes que «en realidad no lo hacía por los niños. Yo lo hacía, y lo hago, por Jesús, que dijo: «Lo que hicisteis por uno de estos, mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis». Es Jesús al que han abandonado; es Jesús al que han violado; es Jesús al que han vendido para quitarle los órganos… Es Jesús, que se esconde muy mal en esos niños y le veo perfectamente en ellos».
El padre Doñoro afirma que no es él quien cura a los niños que llegan destrozados al Hogar Nazaret. «Yo solo le dije que sí a Dios; Él es quien lleva adelante su obra. A través del bautismo y la eucaristía, es Él quien sana a esos niños. Las palabras que pronunció ante los apóstoles siguen vigentes hoy: «Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis». No se lo impidáis. Eso es lo que hago, llevar a los niños a Jesús para que Él les devuelva todo lo que les han robado, y que luego ellos puedan consolar a su vez el Corazón de Jesús».
Desde hace seis años, el Hogar Nazaret se encuentra situado en la región de San Martín, concretamente en Carhuapoma, donde están las casas de los niños y adolescentes varones y la escuela de fútbol, y en Bellavista, donde están las niñas, las chicas adolescentes y el Hogar de niños por nacer. «¿Quién es el más pobre?», preguntó en un momento dado de la conferencia el padre Ignacio. «El más pobre es el que más da y el que menos recibe. Y ese siempre es Jesús. Por eso enseño a los niños a querer a Jesús, a hacerle compañía en el sagrario, a contarle sus cosas. Y cuando veo la naturalidad con la que hablan con Él y le tratan, pienso: «Jesús, ¡qué contento tienes que estar!».
Casi nada es fácil en el Hogar Nazaret. Cuenta el padre Ignacio que «casi todos los días me entran ganas de decir: «Jesús, yo ya no puedo más. Me vuelvo a España. Son tus hijos. Cuídalos tú». Y entonces Él me dice: «Bueno, márchate. Pero yo me quedo˝… Y claro, entonces no tengo más remedio que quedarme. Si Jesús se queda, yo me quedo con Él».
Tres de los asistentes intervinieron en el turno de preguntas para compartir su experiencia en el Hogar Nazaret. «A mí lo que más me llamó la atención fue comprobar cómo los mayores cuidaban de los pequeños, y los pequeños de los mayores. Aquí en España, si hay muchos años de diferencia entre unos hermanos, no están tan pendientes unos de otros. Pero allí todos cuidan de todos como si formaran parte de una misma familia». Otra de las voluntarias explicó que «el padre Ignacio María siempre dice que la auténtica misión del Hogar Nazaret es consolar el Corazón de Cristo, pero yo tengo que decir que el que va allí también recibe consuelo en lo más profundo de su corazón. Hay una presencia muy fuerte del amor de Dios».
En los próximos días, el padre Ignacio María seguirá presentando su libro en otras ciudades. Estará el próximo día 22 de septiembre a las 20 h. en la Fundación Valentín de Madariaga, de Sevilla; el día 23 a las 19.30 h. en el Centro Cultural José Luis García Palacios, de Córdoba; el 27 a las 19 h. en la Casa de Cristo Rey de Pozuelo, de Madrid; el 29 a las 19.30 h. en el Club de Prensa Asturiana, de Oviedo; el 13 de octubre a las 19.30h. en la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri, de Albacete; y el 7 de octubre a las 19.30 h. en la parroquia de San Germán, de Madrid.