(CNA/InfoCatólica) En su carta pastoral semanal, el obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González, dijo que el afán de dinero, el soñar con una gran cuenta corriente y el conseguir una buena situación económica «nos aleja de Dios, embota nuestra alma y nos aleja de los pobres y necesitados».
«El dinero acapara nuestra atención y, si nos dejamos llevar, nos invade la avaricia, que puede destruir otros grandes valores de nuestra vida», subrayó en su carta pastoral del 15 de septiembre.
Fernández reflexionó sobre la advertencia evangélica «no se puede servir a Dios y al dinero» y señaló que, aunque «el Evangelio de Jesucristo no es enemigo del dinero», nos advierte de que «es un peligro».
El prelado dijo que «el Evangelio nos invita constantemente a la pobreza voluntaria, mirando a Cristo». Es una pobreza que, lejos de esclavizar o degradar al ser humano, «asumida con amor, nos hace libres, nos vacía cada vez más de nosotros mismos, nos hace semejantes a Jesucristo».
Los santos son un ejemplo de ello, continuó el obispo, pues «cuando han descubierto la riqueza del amor de Dios, todo lo demás palidece para ellos e incluso se interpone en el camino para identificarse más con Jesucristo».
Este fue el caso de Santa Teresa de Calcuta, que también necesitó de los bienes terrenales para atender a los pobres «pero nunca aceptó el dinero del gobierno para no enturbiar su caridad», explicó Fernández.
También destacó el testimonio de San Francisco de Asís, «que se casó con la Hermana Pobreza y ha significado para la humanidad una estela de luz y vida que pervive durante siglos».
«La pobreza voluntaria, la que nos libera de todo equipaje, nos acerca a los más pobres y nos acerca a Dios», concluyó el obispo.