(GaudiumPress/InfoCatólica) Recientemente, 2 semanas atrás, el joven historiador Daniel Panneton publicó en la revista americana The Atlantic un artículo sumamente polémico para la comunidad católica.
La razón de este escándalo fue por el contenido de su publicación, calificado por muchos como ofensivo y arbitrario, pues habla del Santo Rosario como un «símbolo extremista, vinculado a la política conspiratoria y a la cultura de las armas».
En lugar de conspirar y debatir acerca de ese flatus vocis, con intenciones de perjudicar y desestimar la fisionomía inmaculada de la Santísima Virgen María y la iglesia, a continuación, compartiremos los verdaderos 10 «extremismos» del Santo Rosario.
Gaudium Press ha recopilado del libro de San Luis María Grignion titulado «El Secreto Admirable del Santo Rosario».
Los 10 «extremismos» reales del Santo Rosario
1. Es de una enorme utilidad para alejarse del pecado: «Con el Rosario cotidiano alcanzarás cuanto es necesario para evitar el pecado mortal, vencer todas las tentaciones, en medio de los torrentes de iniquidad del mundo que arrastran con frecuencia a quienes se creen más seguros, en medio de los espíritus malignos más habilidosos que nunca y que sabiendo que les queda poco tiempo para tentar, lo hacen con mayor astucia y éxito» (139).
2. De gran eficacia para acercarnos a su Hijo: «La recitación de él es una verdadera escalera de veinte gradas por la cual vamos subiendo de virtud en virtud hasta llegar a Jesús» (78).
3. Útil y poderoso para de los exorcismos: «¡Empuña el arma de Dios que es el Santo Rosario! Con ella destrozarás la cabeza del demonio y podrás resistir todas las tentaciones. De aquí proviene que aun el rosario material sea tan terrible al diablo y que los santos se hayan servido de él para encadenarlo y arrojarlo del cuerpo de los posesos — como atestiguan tantas historias» (85).
4. Otorga grandes frutos: «Así le dijo la Santísima Virgen a Santo Domingo “Hijo mío recuerda que cuando Dios quiso renovar el mundo, envió primero la lluvia de la Salutación Angélica. Así se renovó el mundo. Exhorta, pues, a las gentes en tus sermones a rezar el Rosario y recogerás grandes frutos para las almas» (16).
5. Constantemente atacado y difamado: «Aunque la devoción del Santo Rosario ha sido autorizada por el Cielo con muchos milagros y ha recibido la aprobación de la Iglesia mediante Bulas Pontificias, no faltan hoy libertinos, impíos y gentes orgullosas que se atreven a difamar la cofradía del Santo Rosario o alejar de ella a los fieles. Es fácil reconocer que sus lenguas están infectadas con el veneno del infierno y que se mueven a impulso del Maligno» (30).
6. Una gran herramienta para llevarnos al cielo: «Un día se le apareció nuestro Señor a Santa Gertrudis, contando unas monedas de oro. “¿Qué haces?” — le preguntó al Señor — “Cuento tus Avemarías — le respondió Jesucristo — ¡son las monedas con las que se compra el paraíso!”» (54).
7. Sumamente victorioso: «Nuestra vida es de guerra y tentación continuas (Cfr. Job 7,1). Tenemos que luchar no contra enemigos de carne y sangre, sino contra las mismas potestades infernales (Cfr. Ef 6,12). ¿Qué mejores armas podemos empuñar para combatirlos que la Oración Dominical (el Padrenuestro) enseñada por nuestro propio capitán y la Salutación Angélica (el Avemaría), que ahuyentó a los demonios, destruyó el pecado y renovó el mundo?» (84).
8. De suma infalibilidad: «El Rosario, unido a la meditación de la vida y pasión del Señor, resulta agradabilísimo a Jesucristo y a la Santísima Virgen y muy eficaz para obtener cuanto deseas. Recurramos, pues, a la devoción del Santo Rosario en todas nuestras necesidades y obtendremos infaliblemente cuanto pidamos a Dios para nuestra salvación» (91).
9. De gran provecho para quienes lo rezan: «Pues nos colma de gracia durante la vida, de paz en la hora de la muerte y de gloria en la eternidad» (23).
10. Agradable y amoroso para la Virgen: «¡Saluda a la Santísima Virgen, honra a tu bondadosa Madre! (…) Preséntale, al menos, cincuenta Avemarías diariamente, cada una de ellas contiene quince piedras preciosas que agradan más a María que todas las riquezas de la tierra. ¿Qué no podrás, entonces, esperar de su generosidad?» (53).
«El Rosario Cotidiano tiene tantos enemigos que me parece uno de los favores más señalados de Dios el poder perseverar en la práctica de esta devoción hasta la muerte. Persevera y alcanzarás la corona admirable, preparada en el Cielo a tu fidelidad: Permanece fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida (Ap 2,10)» (150).