(Vatican.news/InfoCatólica) «Escucha la voz de la creación»: ese es el tema y la invitación del Tiempo de la Creación de este año. Así comienza el mensaje del Papa, firmado el 16 de julio en San Juan de Letrán, para este período ecuménico, recuerda, que va del 1º de septiembre al 4 de octubre, terminando con la fiesta de San Francisco de Asís.
Según Francisco, «es un momento especial para que todos los cristianos recemos y cuidemos juntos nuestra casa común. Inspirado originalmente por el Patriarcado ecuménico de Constantinopla, este tiempo es una oportunidad para cultivar nuestra «conversión ecológica», una conversión alentada por san Juan Pablo II como respuesta a la «catástrofe ecológica» anunciada por san Pablo VI ya en 1970».
«Si aprendemos a escucharla, notamos una especie de disonancia en la voz de la creación. Por un lado, es un dulce canto que alaba a nuestro amado Creador; por otro, es un amargo grito que se queja de nuestro maltrato humano», escribe el Pontífice.
Los clamores de la tierra, de los pobres y de los nativos
Francisco considera que el dulce canto de la creación va acompañado de un amargo grito, «o más bien, por un coro de clamores amargos». En primer lugar, dice que es la «hermana madre tierra la que clama», que «a merced de nuestros excesos consumistas, ella gime y nos suplica que detengamos nuestros abusos y su destrucción». En segundo lugar, expresa que también «son los más pobres entre nosotros los que gritan», quienes, «expuestos a la crisis climática, los pobres son los que más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes».
También gritan, afirma Francisco, «nuestros hermanos y hermanas de los pueblos nativos» y explica, citando el punto 9 de su exhortación apostólica postsinodal «Querida Amazonía», que, debido a los intereses económicos depredadores, los territorios ancestrales de los pueblos originarios están siendo invadidos y devastados por todas partes, lanzando –dice- «un clamor que grita al cielo».
«Debemos arrepentirnos y cambiar los estilos de vida»
Al escuchar estos gritos amargos, el Papa urge al arrepentimiento y al cambio de los estilos de vida y los sistemas perjudiciales. A su vez, observa el estado de degradación de nuestra casa común, que, considera, «merece la misma atención que otros retos globales como las graves crisis sanitarias y los conflictos bélicos».
Después, se detiene en el compromiso de las personas de fe, «de actuar, en nuestro comportamiento diario, en consonancia con esta necesidad de conversión, que no es sólo individual: «La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria» (ibíd., 219)».
Adhesión de la Santa Sede a la Convención sobre clima y Acuerdo de París
El Sucesor de Pedro alude, además, a la cumbre COP27 sobre el clima, que se celebrará en Egipto en noviembre de 2022, y la califica de la próxima oportunidad para impulsar juntos una aplicación efectiva del Acuerdo de París. «Es también por esta razón que recientemente he dispuesto que la Santa Sede, en nombre y representación del Estado de la Ciudad del Vaticano, se adhiera a la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático y al Acuerdo de París, con la esperanza de que la humanidad del siglo XXI «pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades» (ibíd., 165)», subraya el Obispo de Roma.
El Papa insiste en la necesidad de «convertir los modelos de consumo y producción, así como los estilos de vida, en una dirección más respetuosa con la creación y con el desarrollo humano integral de todos los pueblos presentes y futuros; un desarrollo fundamentado en la responsabilidad, en la prudencia/precaución, en la solidaridad y la preocupación por los pobres y las generaciones futuras». Para él, «la transición que supone esta conversión no puede dejar de lado las exigencias de la justicia, especialmente para los trabajadores más afectados por el impacto del cambio climático».
«Escuchemos el amargo grito de la creación»
Francisco repite su llamado, «en nombre de Dios a las grandes corporaciones extractivas –mineras, petroleras–, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos», como manifestó en su videomensaje a los movimientos populares el 16 de octubre de 2021.
«En este Tiempo de la Creación, recemos para que las cumbres COP27 y COP15 puedan unir a la familia humana (cf. ibíd., 13) para abordar con decisión la doble crisis del clima y la reducción de la biodiversidad», es el augurio del Santo Padre.
«Recordando la exhortación de san Pablo de alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran (cf. Rm 12,15), lloremos con el amargo grito de la creación, escuchémoslo y respondamos con hechos, para que nosotros y las generaciones futuras podamos seguir alegrándonos con el dulce canto de vida y esperanza de las criaturas», concluye el Pontífice.
Tiempo de la Creación 2022
El Movimiento Laudato si informó que líderes cristianos de todo el mundo se reunieron el miércoles 23 de febrero de 2022 para anunciar oficialmente el Tiempo de la Creación 2022, la celebración ecuménica anual que une a los 2.400 millones de cristianos del mundo en oración y acción por nuestro hogar común.