(GaudiumPress/InfoCatólica) El día de ayer, 9 de julio, se llevó a cabo la ceremonia de «Restitución de las Alhajas al Lienzo Sagrado» en el Santuario de la Virgen de Chiquinquirá, día que coincidió con la fiesta de esta advocación mariana.
El motivo de dicha ceremonia se debe al robo de joyas que sufrió el ícono sagrado cuando, hace aproximadamente un año, fueron arrebatadas por un delincuente. Afortunadamente, la denuncia de los padres dominicos custodios del Santuario llegó pronto a la policía, de modo que las autoridades lograron capturar al culpable rápidamente y devolver las joyas a su lugar.
El cardenal Rubén Salazar, arzobispo emérito de Bogotá, fue el encargado de presidir la celebración solemne nombrada, junto a la presencia de varios obispos colombianos que recientemente concluían su CXIII Asamblea Plenaria. También participó en la Santa Misa el nuncio apostólico, monseñor Luis Montemayor.
Durante la homilía, el cardenal Salazar habló sobre distintos detalles de la alegría cristiana, principalmente siento partícipes de la comunidad de amor de Dios, con la compañía y la protección de la Virgen María.
En la celebración, un religioso dominico colaboró leyendo las proclamas del simbolismo de las joyas y varios cadetes de la escuela nacional de policía presentaron formalmente cada alhaja sobre cojines rojos que, posteriormente, recibía el presbítero.
También fue acompañada por himnos festivos y cánticos de la banda de los Heraldos del Evangelio. Más adelante, las joyas fueron colocadas a los pies del Lienzo Sagrado por monseñor Luis Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal.
Para complementar la celebración, después de restituir la corona de la Virgen y el Niño Jesús, los rosarios, el cetro y la medialuna bajo la milagrosa imagen, los padres dominicos ofrecieron a la Virgen otra ofrenda, que consistía en un globo coronado con la cruz, el cual representaba el gobierno materno de la Madre María sobre el mundo entero.
Al concluir la celebración solemne, el cardenal Salazar elevó oraciones en nombre de todos los fieles y los participantes de la ceremonia con distintas consagraciones a la Virgen, entre ellas: «Regálame tus favores oh Madre Celestial» y «Acompáñame en mi flaqueza».