(Fides/InfoCatólica) Mons. Palma explica que «en las últimas semanas, a los males derivados de la pandemia y la guerra en el mundo conocidos por todos, se suma el aumento de la violencia criminal en nuestro departamento. Somos el segundo departamento por número de casos registrados y uno de los que menos soluciones aportan en este sentido. Es un clima que no sólo concierne a los individuos, sino especialmente a las familias. Un clima de inseguridad tristemente perenne que se vive sobre todo en algunos municipios como Nueva Concepción, Tiquisate o Siquinalá, entre otros».
En el mensaje enviado a la Agencia Fides, titulado «Cristo es nuestra paz», el obispo junto con el presbiterio diocesano dirige un llamamiento en cinco puntos.
Cristo es nuestra paz
En primer lugar, llama a la conversión a quienes generan el crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia común. «Los bienes materiales, el amor al dinero, la codicia y la ambición nunca valen la vida de las personas», subraya el obispo, que recomienda:
«Si no rezamos en familia, sino que sólo hablamos de dinero, de lo que materialmente no tenemos, en la familia se ayuda a perpetuar el origen de todo mal que es 'el amor al dinero'»
Llamamiento a las autoridades
Por tanto, hace un llamamiento a la policía y a las autoridades municipales y locales para que tomen las medidas necesarias que sean de su competencia. Aunque hay que considerar que muchos de ellos están implicados en el narcotráfico o en asociaciones criminales, y esto genera desconfianza en la población que debería sentirse protegida porque es su derecho. Monseñor Palma Paúl insta a la educación en valores morales en el hogar y en la escuela:
«Es importante recordar que la criminalidad es el resultado garantizado de familias rotas y violentas. La familia es atacada por amenazas como el aborto, pero también por la inseguridad, la pobreza que provoca la emigración y por los modelos antifamilia promovidos por la televisión y el cine»
Política de seguridad
Además, el obispo invita a evitar dos tentaciones: la de hacer justicia por nuestra cuenta, porque puede provocar errores irreparables, y la de desear una «política de seguridad» que otorgue apoyos a partidos políticos que proponen mano dura, ya que «al final el remedio puede ser peor que la enfermedad».
Apoyarse en Dios
El último llamamiento se dirige a los católicos para que se apoyen en Dios en la construcción de la justicia, «recordando que la verdadera fe cristiana no sólo implora la bendición divina, sino que también trabaja por la justicia y la paz». Concluyendo su mensaje, monseñor Víctor Hugo Palma Paúl pide al Sagrado Corazón de Jesús que dé a todos un corazón como el suyo, sin sentimientos de violencia, agresividad, codicia, desmesura o mentira; y al Inmaculado Corazón de María, que interceda para que «la violencia no genere más violencia que destruya a familias».