(Fides/InfoCatólica) En su homilía, el arzobispo de Kaduna, monseñor Matthew Man-oso Ndagoso, lamentó la creciente inestabilidad en el país y subrayó que los nigerianos viven con el temor constante de ser víctimas de hechos violentos, mientras que el gobierno federal parece incapaz de abordar la cuestión. Para monseñor Ndagoso los nigerianos están prisioneros en su propio país debido a la violencia incesante.
El arzobispo expresó su dolor por el hecho de que en un año su comunidad haya enterrado a tres sacerdotes asesinados a manos de delincuentes y añadió que el caso más doloroso fue el del padre Joseph Aketeh Bako, cuyo funeral se celebró pese a que todavía no se ha hallado el cadáver.
«En mis 60 años no habíamos visto tan mal como ahora, ni siquiera durante la guerra civil. Algo está mal con el liderazgo de este país», aseguró monseñor Ndagoso. «Ya no tenemos lágrimas en los ojos, porque la se nos han secado debido al llanto constante. También hemos perdido la voz, porque cuando hablamos nadie escucha. ¡Lloramos, nadie escucha nuestro llanto, pero no perderemos la esperanza! Un día, Dios secará nuestras lágrimas». El prelado hizo un llamamiento a la policía para garantizar la seguridad de los ciudadanos, ya que quienes tienen la obligación de proteger la vida y los bienes de las personas han dejado de hacerlo. Se refería a las fuerzas de seguridad federales.
El padre Borogo fue asesinado el 25 de junio, mientras que su hermano, CY Borogo, fue secuestrado por los delincuentes que atacaron la Prison Farm. El domingo 26 de junio otro sacerdote fue asesinado en un intento de secuestro. Christopher Odia, párroco de la iglesia católica St. Michael, Ikabigbo, y director de la escuela secundaria católica St. Philip, en Jattu, murió en un intercambio de disparos con la policía después de que unos delincuentes lo secuestraran cuando se dirigía a celebrar misa en Auchi, en el estado de Edo. Un portavoz de la policía aseguró que los secuestradores dispararon y mataron al sacerdote cuando la policía acudió en su rescate. Uno de los secuestradores también murió durante la operación, mientras que otros secuestradores sufrieron heridas de bala. La única nota positiva es la liberación el 30 de junio del padre Christopher Itopa Onotu, secuestrado el pasado 4 de junio, según ha confirmado la diócesis de Lokoja.