(C-Fam/InfoCatólica) En lo que se ha considerado una declaración de desafío contra la presión occidental sobre las costumbres sexuales, más de 120 países no respaldaron la nueva estrategia de la Organización Mundial de la Salud para combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual en los próximos 8 años, promovida por Estados Unidos y apoyada por la mayoría de los países occidentales, como Canadá, los países nórdicos o el Reino Unido, porque promueve la agenda homosexual/trans y la autonomía sexual de los niños.
No obstante, la estrategia de la OMS fue finalmente adoptada teniendo en cuenta los votos favorables y las abstenciones, que se producen porque muchos países que se oponen a las políticas sexuales de Occidente también dependen de la asistencia global y, por lo tanto, entienden que no pueden bloquear la agenda abiertamente. La votación se produjo en una frenética sesión nocturna el último día de la Asamblea Mundial de la Salud el sábado pasado.
La estrategia registró 61 votos a favor y 2 en contra, pero se produjeron 30 abstenciones y 90 delegaciones nacionales no votaron.
La aprobación de la estrategia se produjo a pesar de las enérgicas objeciones de los países llamados del «sur global» o más conservadores socialmente (encabezados por Arabia Saudí) debido al lenguaje «no consensuado» empleado en el documento sobre la homosexualidad, la transgeneridad, la educación sexual integral y la autonomía sexual de los niños. Entre estos se encontraban la mayoría de los países del África subsahariana donde el VIH/SIDA tiene la prevalencia más alta.
Para facilitar el acuerdo, la delegación de México propuso eliminar por completo el glosario de términos, ya que incluía gran parte del lenguaje sobre el que objetaban los estados miembros que se oponían frontalmente a la estrategia. No obstante, éstos pidieron que se eliminaran también los términos relativos a los derechos sexuales en sí mismos, así como una referencia a la Guía Técnica Internacional sobre Educación en Sexualidad, que hace uso de la misma terminología.
Varios de los países que votaron a favor lamentaron la dificultad para alcanzar un consenso a la hora de abordar la respuesta a enfermedades que siguen suponiendo un gran problema de salud para muchos países y consideran que el precedente creado tendrá consecuencias en el futuro. Por otro lado, algunos de los países que se opusieron enérgicamente a la terminología utilizada en el documento manifestaron su intención de apoyar la puesta en marcha de la estrategia, pero en sus propios términos, indicando que en su aplicación tendrían en cuenta los valores religiosos y éticos, así como el bagaje cultural de su propio país.
La nueva estrategia global no contempla prácticas como la abstinencia, la fidelidad y otras para evitar riesgos, que no se mencionan ni una sola vez. En su lugar, promueve el enfoque conocido como de reducción de daños. Esto implica proporcionar medicamentos y profilácticos costosos para permitir que las personas sexualmente promiscuas, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y otras personas que tienen relaciones con alto riesgo de contraer enfermedades de tranmisión sexual continúen haciéndolo.
Declaraciones contradictorias de las delegaciones
Después de la adopción de la estrategia, los delegados de los países nórdicos, Canadá y el Reino Unido criticaron a los colegas que no apoyaron la estrategia. Dijeron que se trataba de un «documento técnico» preparado por expertos y que los diplomáticos no deberían objetar.
Los delegados que votaron en contra o se abstuvieron insistieron en que solo implementarían la estrategia global de acuerdo con sus leyes nacionales, normas culturales y valores religiosos. Las delegaciones que emitieron declaraciones críticas incluyeron a Nigeria, Egipto, Indonesia, Yibuti, Pakistán y Bangladesh.
Un funcionario del Departamento de Salud y Derechos Humanos de los Estados Unidos contrarrestó estas declaraciones con la promesa de continuar promoviendo agresivamente los problemas homosexuales y transgénero en la asistencia sanitaria mundial.
«No deberíamos necesitar realizar una votación sobre la existencia de comunidades enteras de personas», dijo. «A las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, queer, intersexuales, transgénero y de género no conforme de todo el mundo, el gobierno de los Estados Unidos los ve y continuará apoyándolos. Manténganse firmes».
La votación es una bofetada para los diplomáticos y funcionarios de salud occidentales que administran miles de millones de dólares en ayuda mundial cada año. Por lo general, estas estrategias se adoptan por unanimidad sin votación. Pone de manifiesto el poco apoyo político que tienen las costumbres sexuales liberales de Occidente a nivel mundial. También indica que los gobiernos que antes estaban dispuestos a cerrar los ojos ante la promoción de la homosexualidad, las políticas transgénero y la autonomía sexual de los niños por parte del establishment mundial del VIH/SIDA, ahora están menos dispuestos a hacerlo.
La asistencia para el VIH / SIDA es el elemento número uno en la agenda de salud mundial, y creció a más de 10 mil millones de dólares anuales durante la pandemia de COVID-19. Los gobiernos que están en el lado receptor de la asistencia internacional para el VIH/SIDA cuestionan cada vez más la eficacia del enfoque de reducción de daños. El brote de viruela del mono entre hombres homosexuales promiscuos en las últimas semanas también ha ocupado un lugar preponderante en la mente de los delegados durante la Asamblea Mundial de la Salud.
Durante las últimas tres décadas, los programas de reducción de daños relacionados con el VIH/SIDA para poblaciones con alto riesgo de contraer el VIH/SIDA (también conocidas como poblaciones clave) han fracasado en gran medida a la hora de prevenir la propagación del virus entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y otras personas en alto riesgo, donde la propagación del virus continúa a buen ritmo y ahora representa el 65% de todas las nuevas infecciones a nivel mundial.