(Agencias/InfoCatólica) De acuerdo con estadísticas publicadas por la Conferencia Episcopal de Alemania, el año pasado dieron la espalda a la Iglesia 359.338 fieles, con lo que se supera por mucho el anterior récord, de 273.000, de 2019.
En Alemania es obligatorio para los fieles estar dados de alta oficialmente en la Iglesia Católica o en la «iglesia» luterana, de cara a pagar el impuesto religioso. Darse de baja en el registo es considerado como abandono de la institución.
Son unos datos que muestran la «profunda crisis» en que se encuentra la institución, según, declaró un «conmocionado» Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal alemana.
«Los escándalos que lamentamos en el interior de la Iglesia y de los que en medida significativa somos nosotros mismos responsables, se ven reflejados en la cifra de salidas», afirmó Bätzing, quien añadió que no sólo abandonaban la iglesia feligreses que desde hace tiempo ya no tenían contacto con su parroquia, sino también muchas personas que hasta ahora estaban «muy implicadas».
Renuncia a revertir el proceso
Según Bätzing, esto quiere decir que el proceso de renovación que emprendió la Iglesia católica alemana en 2019 a raíz de un informe sobre los abusos sexuales a menores en el seno de la institución «no ha llegado todavía al contacto con los creyentes».Y agregó que es preciso despedirse de la idea de que el número de practicantes vuelva a ascender y de que las iglesias vuelvan a llenarse, aunque al mismo tiempo afirmó que las estadísticas constituyen para él un mandato de «continuar con valor el camino emprendido».
Datos demoledores
Según el portal Katolisch.de, la situación es insostenible. El número de personas que se van es devastador: con 359.338 personas, han dejado la iglesia 138.000 más que el año anterior. Hace diez años, un total de 138.000 personas abandonando la iglesia habría sido un dato preocupante; en el terrible año 2010, cuando se hizo evidente la magnitud de los casos de abuso en Alemania, se fueron 181.000 personas, aunque habría que decir «sólo», porque con la perspectiva de hoy, esa magnitud parece normal. A las renuncias se suman las defunciones y, por tanto, el balance es de casi 550.000 católicos menos que el año anterior. Ninguna organización puede permitirse eso durante mucho tiempo.
En relación al año anterior, ha habido un gran aumento de matrimonios y confirmaciones, que se habían desplomado por las restricciones a causa de la pandemia por covid-19. También han aumentado un poco las primeras comuniones. Sin embargo, se han administrado la mitad de bautismos.