(CNAd/InfoCatólica) La renovación se trata, según el cardenal alemán, de «ser hechos nuevos por el Espíritu de Dios y recibir un corazón nuevo. Análogamente, el término «reforma» significa poner a la Iglesia «en forma», «es decir, en la forma que Jesucristo quería y que dio a la Iglesia». Jesucristo es la piedra angular, nadie más puede ponerla (1 Cor 3,10 s); es al mismo tiempo la piedra angular que mantiene todo unido (Ef 2,20). Él es el estandarte, el Alfa y Omega de toda renovación».
Críticas al autocompromiso de los obispos
Ante el autocompromiso de los obispos de aplicar ciertas propuestas de reforma o de no aplicar el derecho canónico vigente, Kasper dijo que lo consideraba «un truco y, además, un truco perezoso».
«Imagínense a un funcionario que se deja nombrar y luego renuncia al ejercicio de sus funciones legales», dijo el cardenal. «Seguramente se enfrentará a un procedimiento en virtud de la ley de la función pública. En última instancia, ese compromiso voluntario equivaldría a una renuncia colectiva de los obispos. Constitucionalmente, todo el asunto sólo podría calificarse de golpe, es decir, de intento de golpe de Estado».
El Sínodo no es una institución permanente
La Iglesia nunca podrá ser gobernada sinodalmente, subrayó Kasper: «Los sínodos no pueden hacerse institucionalmente permanentes». En cambio, dijo, un sínodo es «una interrupción extraordinaria» de los asuntos normales de la Iglesia.
Comprensión para los críticos de la vía sinodal alemana
Kasper, que cumplirá 90 años el próximo año y que fue presidente de Pontificio Consejo (ndr: hoy dicasterio) para la Unidad de los cristianos durante muchos años, se mostró comprensivo con las críticas internacionales a la «vía sinodal».
«El pecado original del Camino Sinodal» fue que no partiera de la carta del Papa a la Iglesia alemana con su «propuesta desde el Evangelio y desde la misión básica de la evangelización» «y tomara su propio camino con criterios en parte diferentes».
La objeción de los obispos de todo el mundo «se repetirá y reforzará y, si no la atendemos, romperá el cuello del Camino Sinodal», advirtió Kasper.
No es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que el cardenal germano, a quien el Papa tiene en mucha consdieración, se posiciona muy críticamente contra la deriva cismática de la Iglesia en Alemania