(Vatican.news/InfoCatólica) La ayuda del año pasado se materializó en una recaudación de 46,9 millones de euros frente a un gasto de 65,3 millones A modo de comparación, en 2020 la recaudación había superado ligeramente los 44 millones (44,1), pero ya de 2015 a 2020, el Óbolo había experimentado un descenso del 23%, penalizado además por un 18% más en 2020 debido a la pandemia.
El total de lo recaudado en 2021 lo componen las distintas partidas que alimentan el Óbolo, empezando por la colecta realizada durante la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo en todas las diócesis del mundo, hasta las ofrendas recibidas a través de transferencias bancarias, donaciones, legados, herencias y a través de los acreditamientos realizados a través de una página web.
La mayor parte de las donaciones (65%) proceden de las diócesis y otro 10% aproximadamente de fundaciones, así como sumas más pequeñas recibidas de donantes privados e institutos religiosos. Desde el punto de vista geográfico, los mayores contribuyentes al Óbolo 2021 fueron los Estados Unidos (29,3%), seguidos de Italia (11,3%), Alemania (5,2%), Corea (3,2%) y Francia (2,7%). Las colectas por país cubrieron el 75% del total, el resto fue donado a la Santa Sede por fundaciones e institutos religiosos.
Los ámbitos a los que el Óbolo eroga fondos se refieren, por un lado, al servicio prestado por la Curia Romana y, por otro, a las numerosas obras de caridad que ayudan directamente a los más necesitados. De los 65,3 millones de euros gastados en 2021, 46,9 millones de euros se financiaron con las ofertas recibidas durante el año, mientras que los 18,4 millones restantes se financiaron con el patrimonio propio del Óbolo. En particular, 55,5 millones de euros contribuyeron a las actividades promovidas por la Santa Sede para llevar a cabo la misión apostólica del Papa, mientras que, como se ha mencionado, unos 10 millones de euros (9,8 millones para ser exactos) se destinaron a proyectos de asistencia.
Ayuda a los más necesitados
En concreto, la ayuda ofrecida a las diócesis con pocos medios, a los institutos religiosos y a los fieles con graves dificultades (pobres, niños, ancianos, marginados, pero también víctimas de catástrofes naturales, víctimas de la guerra, refugiados, emigrantes, etc.) vio a la Santa Sede donar más de 35 millones de euros en 2021 y una parte de esta contribución, los mencionados 9,8 millones de euros, procedía del Óbolo, una cifra que permitió impulsar 157 proyectos en 67 países. África fue la principal beneficiaria (41,8%), seguida de América (23,5), Asia (8,2%) y Europa (1%). Destacan tres ámbitos de intervención: los proyectos sociales (construcción de escuelas, proyectos de protección de la dignidad humana, etc.), el apoyo a la presencia evangelizadora de las iglesias con dificultades (por ejemplo, la construcción de dormitorios en Sudán del Sur e Indonesia), y la expansión y mantenimiento de la presencia evangelizadora (construcción de nuevas iglesias).
Apoyo a la misión del Papa
Los 55,5 millones de euros destinados en 2021 a sostener el ministerio papal han financiado el 23% del gasto total de los dicasterios dedicados a la misión apostólica en ese mismo año, excluyendo los administrativos (que ascienden a 237,7 millones). Se trata de las estructuras, renovadas por la reciente constitución apostólica Praedicate Evangelium, que colaboran con el Papa en su misión como cabeza de la Iglesia universal y que incluyen las diversas formas en que se expresa la evangelización (espiritual, educativa, de justicia, de comunicación, de caridad política, de actividad diplomática, etc.).
Hace un año, en vísperas de la colecta, el Prefecto de la Secretaría para la Economía, el jesuita Juan Antonio Guerrero Alves, destacaba en una entrevista con Radio Vaticana la importancia de la contribución garantizada por el Óbolo:
«Es importante colaborar porque no podemos pensar que la misión de la Iglesia pueda sostenerse sin la contribución de los fieles. El anuncio del Evangelio en todo el mundo, con todo lo que ello conlleva, presupone una estructura de apoyo».