(ACN/InfoCatólica) Entre los datos ofrecidos por el P. Ikwu figura el del número real de víctimas del atentado:
¿Exactamente cuántas personas murieron o resultaron heridas en el atentado del pasado domingo?
Hay 38 víctimas confirmadas en el tanatorio: cinco niños -una niña y cuatro varones; dos jóvenes adolescentes; y 31 adultos, doce varones y diecinueve mujeres. Pero estamos intentando reunir los nombres de los que están en el hospital. Ya tenemos muchos, pero algunos heridos fueron llevados a hospitales privados, por lo que estamos intentando contactar con las familias de todas las personas que estaban en la iglesia ese día, para poder dar cuenta de todos. Además, hemos pedido a todos los que se hicieron cargo de sus familiares que se pongan en contacto con nosotros. Por ello, por ahora no podemos dar una cifra definitiva de los heridos.
¿Cuál es el estado de los heridos? ¿Podría aumentar el número de muertos?
Ayer estuve en el hospital visitando a todos los que estaban allí. Los que vi están relativamente estables, pero hay algunos gravemente heridos. Los médicos están haciendo un gran trabajo, pienso que con la gracia de Dios, nuestras oraciones y los esfuerzos del personal médico sobrevivirán.
¿Qué sabemos de los atacantes?
Todavía no tenemos nada concreto. Se ha especulado mucho al respecto, pero no queremos quedarnos en especulaciones que podrían resultar incorrectas. Algunas parecen bastante lógicas y encajan en la situación general de nuestro país en estos momentos, marcada por la inseguridad, los enfrentamientos políticos y los conflictos entre pastores fulani y campesinos. Sin embargo, aunque no las descartemos como falsas, tampoco las confirmamos. Son posibles, pero hasta que no podamos saber los hechos no podremos afirmar nada. Esperemos que arresten a algún atacante y que confiesen los verdaderos motivos del atentado.
¿Existen antecedentes de violencia en el estado de Ondo por parte de militantes islámicos o de pastores fulani?
En general, este ha sido un estado pacífico. De vez en cuando hay contratiempos, pero no se dan situaciones graves. Es un estado realmente pacífico y resulta difícil creer que los musulmanes locales hagan algo así. Siempre ha habido una clara división entre los musulmanes del norte y los del sur. Los musulmanes que viven en nuestra región son bastante pacíficos y han salido públicamente a condenar esta atrocidad. Por tanto, no podemos achacárselo a ellos.
¿Cuáles son las principales necesidades de la diócesis en este momento?
Este es un momento difícil para nosotros, por lo que rogamos al mundo entero que nos tengan presentes en sus oraciones y que recen por los fallecidos, los heridos y sus familias. Hoy hemos iniciado una novena, invitamos a todo el mundo a unirse a nuestra oración.
También rogamos a todo el que pueda a que nos ayude en la investigación sobre el terreno. Pero también lanzamos un llamamiento al mundo para que sea consciente de la inseguridad que no solo está presente ahora en nuestro estado, sino en todo el país, porque la inseguridad se ha apoderado literalmente del país en este momento. Y si pudiera decirle algo al Gobierno actual, le diría que no es deshonroso dimitir cuando te enfrentas a una situación que no puedes manejar. Si el país se ha vuelto ingobernable, debe ser honrado dimitir para que alguien más capacitado ocupe tu puesto. No debemos permitir que nos guíe la codicia.
¿Le preocupa que la comunidad cristiana intente vengarse de los presuntos culpables por lo ocurrido?
El obispo ha pedido a la población que sea pacífica, que respete la ley y que no se tome la justicia por su mano. Nadie debería salir a cometer el mal en represalia por otro mal. Ese no es en absoluto el modo de vida cristiano. Incluso en estas situaciones, nosotros afrontamos el mal con la paz. Es cierto que esto es fácil de decir y difícil de practicar, pero a la larga descubriremos que es lo mejor para la sociedad.
Nosotros tenemos esperanza en Dios. Somos como los tres jóvenes del Antiguo Testamento que fueron arrojados al horno y que dijeron: «Si nuestro Dios no puede salvarnos, pereceremos en el horno», y Dios los salvó. Así que, tal vez, esto sea también un desafío a Dios, la gente lo está invocando en estos momentos porque realmente no pueden controlar la situación. Esperamos que Él nos ayude, creemos que lo hará, pero tenemos miedo. Es posible que la gente quiera tomarse la justicia por su mano, porque a mucha gente ya todo le da igual. Por ello, hemos lanzado llamamientos públicos para evitarlo y para que no se ocasione más daño.