(InfoCatólica) El pasado 30 de mayo el Cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, presidía la clausura de la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, y presentó el resumen de las principales conclusiones según informaba el propio arzobispado:
recopilado en un documento de síntesis elaborado a partir de todas las aportaciones realizadas por los diferentes grupos sinodales de la diócesis de Barcelona
De entre todas las aportaciones reflejadas en el documento, en español y catalán, la archidiócesis, al margen de describir el proceso, destacó como contribución del proceso únicamente:
El documento de síntesis de la fase diocesana en Barcelona se refiere a una Iglesia que potencie el papel del laicado, favoreciendo su implicación efectiva en la vida de las comunidades y grupos, y de la Diócesis. En este sentido, se hace una mención especial al reconocimiento real y efectivo de la igualdad y la dignidad de todos los bautizados, especialmente de las mujeres. Algunas aportaciones piden la posibilidad que asuman un papel activo en la vida eclesial y «se avance en la reflexión sobre su acceso al diaconado y, si fuera posible magisterialmente, al presbiterado». Igualmente, se apuesta por impulsar los diferentes ministerios laicales, en la línea del reciente del catequista, y la institución de aquellos que se descubran como necesarios.
También se insiste en la necesidad de usar «un lenguaje eclesial utilizado a cualquier nivel (que) sea sencillo y claro, acorde con el tiempo en el que vivimos, comprensible para todo el mundo».
Los medios generalistas recogieron lo que la web del Cardenal Omella les ofreció como resumen relevante de la fase sinodal. Ante el revuelo suscitado, y echando la culpa a los medios de comunicación, el arzobispo de Barcelona ha tenido que salir a la palestra a matizar lo ocurrido diciendo que las propuestas no han sido votadas ni aprobadas, que no es una nota doctrinal y que es un «un documento generado por todos los bautizados» (sic).
También recalca que todavía no se ha presentado nada al Papa, que faltan fases sinodales.
«Ni esta diócesis, ni ninguna otra, han presentado todavía al Papa ninguna propuesta particular. Precisamente es ahora que habrá que hacer una gran síntesis en España, en Europa y el mundo con el fin de recoger las diversas aportaciones, fruto de la consulta sinodal. »
Se desconoce si con el «ni ninguna otra», se refiere a diócesis como la de Zaragoza que han causado la misma perplejidad entre los fieles y de las que todavía no hay ninguna matización.
Comunicado íntegro del Arzobispo de Barcelona
A propósito de las noticias aparecidas sobre el proceso sinodal en la archidiócesis de Barcelona, en que se han destacado algunos aspectos a menudo relacionados con la percepción social que se tiene de la Iglesia, habría que clarificar el sentido del llamamiento del papa Francisco dirigido a todos los miembros del Pueblo de Dios.
Toda la Iglesia ha sido convocada en Sínodo para avanzar en un «caminar juntos» lleno de esperanza para ser una Iglesia sinodal, que vive la comunión y la participación para la misión. La Iglesia universal empezó este proceso sinodal en octubre del 2021 para reflexionar y discernir sobre la sinodalidad, guiados por el Espíritu.
La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, es decir, fundamental y a veces desconocida, pero, sin embargo, practicada por muchos sin ser conscientes. En Barcelona, la fase diocesana del Sínodo culminó el 29 de mayo con la presentación de un documento de síntesis que recopila las casi trescientas aportaciones hechas por más de 7.000 personas distribuidas en diferentes grupos sinodales: arciprestazgos, parroquias, movimientos, asociaciones, congregaciones religiosas, escuelas, entidades y organismos diocesanos.
Por lo tanto, se trata únicamente de unas propuestas, nunca votadas ni aprobadas. No estamos ante una nota doctrinal, sino un documento generado por todos los bautizados, miembros de la Iglesia que peregrina a Barcelona y que han querido participar y dar su opinión. Caminar juntos es positivo porque nos hace crecer como personas y miembros de la Iglesia: ser más misioneros, saber escuchar y acoger al que piensa diferente, saber dejar atrás prejuicios, dejar espacio a esperanzas, desarrollar nuevos enfoques, ser inclusivos, aprendiendo los unos de los otros. Es un camino que necesita diálogo y consenso. Porque la invitación del Papa era encontrarse y escucharse, no tomar decisiones.
¿Cómo llevar a la práctica una Iglesia que es en esencia Pueblo de Dios? ¿Cómo afrontar las diferentes visiones y los conflictos cotidianos sin caer en el autoritarismo y el clericalismo, sabiendo hallar el consenso? El Papa dice que no se trata de un Parlamento donde se vota, sino de una familia donde se llega a un consenso.
Las dificultades se afrontan con diálogo, escucha mutua, intercambio de opiniones, participación y respeto. Tenemos que ser una Iglesia de comunidades cristianas más atentas al mundo actual donde todos los bautizados nos hacemos presentes en la sociedad, en cada lugar y en todas sus dimensiones: económica, social, política, cívica…
Dentro de la comunidad eclesial nos duelen los propios defectos. Hay que estar atentos a aquellos que son excluidos y rechazados, o que así se sienten, tanto en la sociedad como en la comunidad eclesial, valorando el trabajo social que realizamos en muchas entidades de nuestras comunidades parroquiales.
En la fase diocesana del proceso sinodal, entre otros aspectos, ha aparecido el clamor por la falta de igualdad entre hombre y mujer en la Iglesia, que se percibe clerical. Muchos jóvenes y adultos se perciben con una cierta distancia respecto del pulso diocesano de nuestra Iglesia, y surge con insistencia la pregunta: «¿Cómo llegar y dar posibilidades a fin de que se oiga su voz?». Hemos de reforzar el diálogo con las otras confesiones cristianas y con otras tradiciones religiosas. Tenemos un reto apasionante por evangelizar. En el camino del Sínodo 2021-2023, ahora se acaba la primera fase diocesana. Ni esta diócesis, ni ninguna otra, han presentado todavía al Papa ninguna propuesta particular. Precisamente es ahora que habrá que hacer una gran síntesis en España, en Europa y el mundo con el fin de recoger las diversas aportaciones, fruto de la consulta sinodal. La aportación de nuestra diócesis se unirá al gran río de las que llegarán de todas y cada una de las Iglesias locales de todo el mundo. Confiamos en que este «caminar juntos» nos permita la escucha del Espíritu a través de la voz de todos los miembros de la Iglesia.
Como pastor de esta archidiócesis, la amo por su fidelidad al mensaje de Jesucristo, en la Tradición viva de la Iglesia, al sucesor de Pedro, el papa Francisco, y a toda la comunidad que avanza «entre consolaciones y persecuciones» (cf. san Agustín), irradiando la alegría del Evangelio.
† Card. Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona
*Artículo publicado este miércoles, 8 de junio de 2022 en el diario La Vanguardia.