(ACN/InfoCatólica) Después de los fuertes ataques que sufrió el seminario del Sagrado Corazón de Jesús de Vorzel, en Kyiv-Zhytomyr, Ucrania, y haber cerrado debido a los trágicos sucesos, han revelado sus deseos de abrir puertas otra vez.
El hecho sucedió el pasado 24 de febrero, cuando el ejército ruso ejecutó fuertes ataques que desencadenaron en graves daños y saqueos.
Se planea su reapertura para el mes de septiembre y los gastos de reconstrucción y adquisición de mobiliario y equipamiento serán asumidos por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), fundación pontificia que se dedica a ayudar a cristianos de todo el mundo en situación de necesidad o persecuciones por su fe.
Se oficializó la ayuda de la ACN después de que la fundación haya visitado personalmente el seminario y se haya reunido con su rector, el padre Ruslan Mykhalkiv.
Vorzel se encuentra bastante cerca a la capital del país, tan solo a unos 30 kilómetros, lo cual influyó en que se convirtiera en epicentro de enfrentamientos junto a otros suburbios cercanos tales como Irpin, Bucha, Gostomel y Borodyanka.
El 25 de febrero, con tan solo escuchar que los rusos se habían apoderado del aeropuerto más cercano y estaban ingresando a la zona, los 25 seminaristas que allí residían junto al padre Mykhalkiv abandonaron el edificio, trasladándose a un pueblo aledaño. Actualmente, se encuentran refugiados en otro seminario del país.
El rector, en entrevistas con la ACN, reveló varios testimonios acerca de los sucesos, todos orientados a devastación y robo. Al inicio, la edificación fue atacada con dos misiles. Luego, a mediados de marzo las tropas rusas ejecutaron un asalto, permaneciendo dos noches en el edificio.
El seminario quedó en un estado lamentable, sobre todo su interior
«Se llevaron todo lo que pudieron, utensilios de cocina, lavadoras, ordenadores y aparatos de aire acondicionado. Saquearon las habitaciones de los seminaristas y se llevaron objetos litúrgicos, incluido el cáliz donado por san Juan Pablo II durante su visita a Ucrania en 2001», cuenta el padre Mykhalkiv, destacando que lo último nombrado es lo que más le afecta.
Después de los sucesos, los habitantes de la localidad ingresaron y se llevaron todo lo que quedaba. Sin embargo, según el rector, es comprensible debido a la desesperada situación y hambruna que atravesaban.
En abril, los seminaristas, el rector, y el padre Igor Skomarovsky, quien laboraba como asistente espiritual del seminario y párroco local, retornaron al seminario.
«Hemos vuelto a poner en marcha el seminario con la esperanza de reanudar las actividades de estudio y formación en septiembre. Mientras tanto, estamos ayudando a los habitantes de la zona -explica el padre Mykhalviv– distribuyendo alimentos, gracias a Cáritas. El otro día llegaron casi 1.000 personas. Pero la situación mejorará cuando se reanude la vida social con la reapertura de comercios y fábricas».
En vista de los graves daños, la incertidumbre por la guerra, y la suma monetaria necesaria para la restauración, la cual supera los 150.000 euros, la fundación pontificia ACN se ha comprometido a asumir los gastos.
La decisión fue confirmada por Magda Kaczmarek, responsable de proyectos de ACN Internacional para Ucrania, quien indicó: «Desde el estallido de la guerra estamos trabajando codo con codo a la Iglesia local de ambos ritos: latino y greco católico. Primero, con ayuda de emergencia en las zonas de guerra y de apoyo a los refugiados en el oeste del país. Gracias a nuestros benefactores apoyamos gastos de transporte y actividades extraordinarias de los sacerdotes y religiosas en los territorios afectados. Además, en una segunda fase, ayudamos a las parroquias y monasterios de Ucrania que han abierto sus puertas a los refugiados, proporcionándoles apoyo material y espiritual. En una tercera etapa, conforme sea posible, queremos reparar daños».
La reconstrucción de Vorzel es una prioridad para la fundación dado que los seminaristas ucranianos han representado un pilar de ayuda para la ACN desde hace décadas, informa Kaczmarek.
Las primeras labores como reconectar los servicios de agua, luz y gas (que también habían sido perjudicados) ya se han puesto en marcha.
«Estaremos muy agradecidos a ACN», concluye el padre Mykhalkiv, «si hacemos posible que nuestros seminaristas puedan regresar en septiembre».