(Die Tagespost/InfoCatólica) En una rueda de prensa al final de una visita a Ucrania de varios obispos polacos Mons. Gadecki indicó que es cierto que el Papa estuvo «muy implicado» desde el principio pero, sin embargo, hay que recordar que el Vaticano se guía siempre por la neutralidad en sus acciones diplomáticas y trata de no tomar partido en su actitud hacia las partes implicadas en los combates. Sin embargo, en la diplomacia secular de hoy, esto parece imposible.
Los cristianos luchan en ambos bandos
Gadecki presidió la delegación de obispos polacos que viajó a Ucrania la semana pasada para una visita de varios días, acompañado por un representante de la Iglesia greco-católica ucraniana de Lublin. En Kiev y Lviv se reunieron con altos representantes de diferentes confesiones. Además de Mons. Gadecki, participaron en el viaje el primado polaco, el arzobispo Wojciech Polak, y el metropolitano de Lublin, el arzobispo Stanisław Budzik.
Gadecki explicó que, sabiendo que los cristianos luchaban en ambos bandos, la diplomacia del Vaticano no señaló al agresor, sino que ha hecho todo lo posible para asegurar la paz mediante gestiones secretas. Esto ha sido probablemente difícil de entender para los propios ucranianos, así como para la sociedad de allí.
Mons. Polak defiende la postura del Papa
Por su parte, el arzobispo Polak afirmó en la misma rueda de prensa que el papa Francisco está naturalmente del lado de los más débiles, «tanto con palabras como con hechos». Francisco está del lado del sufrimiento sin ningún tipo de peros. Mons. Polak también señaló que el Gran Arzobispo de Kiev, Svyatoslav Svechuk, subrayaba a menudo que los ucranianos estaban muy agradecidos al Papa.
Según el arzobispo Gądecki, el viaje a Ucrania tenía dos objetivos. En primer lugar, se trataba de enviar una señal de que la Iglesia polaca se solidarizaba con el destino de las iglesias de Ucrania. En segundo lugar, se trataba de llamar la atención sobre la necesidad de rezar por las víctimas de la guerra en ambos bandos.
Otro tema del viaje a Ucrania fue el fortalecimiento del ecumenismo y el objetivo conjunto de los líderes eclesiásticos de ambos países de ampliar las relaciones dentro de las estructuras eclesiásticas. La atención se centró en los aspectos religiosos, espirituales y humanitarios.