(Agencias/InfoCatólica) La primera denunciante, que en la actualidad tiene 32 años, ya declaró ante la abogada María Elena Santibáñez, a quien la Compañía de Jesús ha encargado la investigación delas acusaciones contra Berríos. El religioso todavía no ha prestado declaración.
La dos posibles nuevas víctimas tenían 14 y 17 años cuando tuvieron lugar los hechos que ahora denuncian. A su vez, dos personas ya han querido personarse en la instrucción para hablar en favor del religioso.
Existen nuevas posibles víctimas que se han acercado a la Fundación para la Confianza, que es la encargada de recopilar la información y coordinarse con la abogada Santibáñez.
Al parecer, las denuncias hasta ahora recogidas muestran un patrón de comportamiento en el procedes del sacerdote jesuita.
Sorprendentemente todavía no ha intervenido de oficio la fiscalía chilena para investigar penalmente el caso, de manera que solo se ha abierto un proceso canónico sobre el P. Berríos.
Famoso y heterodoxo
Como suele ocurrir con religiosos progresistas dedicados a la labor social, el jesuita Berríos se caracteriza por posicionarse en contra de las enseñazas de la Iglesia en todo aquellos que tenga que ver con la moral sexual, la defensa del derecho a la vida, etc. Ya en el 2014 declaró no entender «cuál es el problema del matrimonio homosexual» pues Dios «los creó homosexuales y lesbianas y está orgulloso de que lo sean». Respecto al aborto, sostuvo que «si la gran mayoría acepta en el futuro una ley del aborto yo la voy a aceptar» pues aunque «para mí será inmoral», no puede «imponer» a otros su «manera de pensar».
Sobre los abusos sexuales de otros
En el año 2010, el jesuita acusado ahora de abusos sexuales a un menor se permitió atacar a Juan Pablo II por su gestión el caso Maciel. Dijo entonces:
«Juan Pablo II no tuvo la actitud que ha tenido Benedicto XVI para enfrentar casos como, por ejemplo, el de Marcial Maciel. No podemos decir que Juan Pablo II no tuviera idea. No sabemos cuánto conocía, pero no puede no haber sabido nada. Y por último, porqué no investigó, si mal que mal no era un simple sacerdote, era el fundador de una congregación. Ahora, ¿por qué no fue Juan Pablo II más duro en esa materia?. No tengo idea, no me toca a mí juzgarlo»
Sobre el caso que involucró al ex párroco de la iglesia de El Bosque, el P. Fernando Karadima, ya fallecido, Berríos dijo:
«Hay tres cosas muy graves. La primera, la actuación impropia de un sacerdote. La segunda, el uso de algo tan importante para la Iglesia como es el acompañamiento espiritual y usarlo como método de coerción y dominio de la conciencia. Y tercero, que se haya sabido información que se dio como parte del secreto de un sumario dentro de la Iglesia»
Asimismo, dijo entonces que de comprobarse las denuncias que dio a conocer el cura Hans Kast y de otros implicados en el tema, debería «haber una sanción muy ejemplar para el padre Karadima y para la iglesia de El Bosque».