(Zenit/InfoCatólica) Las autoridades comunistas acusan a los cristianos de adherirse a creencias importadas que representan una amenaza para el sistema político. En las últimas semanas, la policía ha detenido a decenas de cristianos, entre ellas el pastor Thao Oun, acusado de intentar destruir la nación y el gobierno con su fe. Las autoridades también han amenazado centenares de cristianos y expulsado a muchos de sus aldeas, y han impedido a los fieles el acceso a algunas iglesias. En algunos casos, han intentado forzar renuncias a la fe, incluso con el uso de la violencia.
La Constitución de la República Democrática de Laos reconoce en su artículo 22 la libertad religiosa, su artículo 9 establece que «el Estado respeta y protege todas las actividades legítimas de los budistas y de los seguidores de otras religiones… siempre y cuando estas sean beneficiosas para el país y el pueblo«. Pero practicar el cristianismo en cualquiera de sus manifestaciones, puede ser interpretado como no beneficioso para el país, gracias al vacío que crea el artículo 9. Contra los cristianos recaen los cargos de «violación de las tradiciones religiosas de sus antepasados».
Se trata de un regreso al pasado, a la persecución anticristiana de los años 90, que retrocedió debido a la presión internacional y al riesgo de perder la ayuda financiera. Ahora, el gobierno ha establecido relaciones estrechas con estados totalitarios vecinos como China y las autoridades vuelven a perseguir a los cristianos.
Precisamente Laos se encuentra entre los tres países por cuyos cristianos están rezando este mes de septiembre los millones de personas de todo el mundo que participan en el Apostolado de la Oración. En efecto, la intención misionera del Apostolado de la Oración del Papa para este mes reconoce que los cristianos en Laos, Camboya y Myanmar, "con frecuencia, encuentran grandes dificultades" y pide que "no se desanimen de anunciar el Evangelio a sus hermanos, confiando en la fuerza del Espíritu Santo".