(Fides/InfoCatólica) «Frente a los mitos, a las ideologías no hay remedios, y estamos asistiendo en Etiopía a la mitificación del imperio etíope y de la ideología imperial». Este testimonio ha llegado a la Agencia Fides en un momento en que Etiopía vive las primeras cinco semanas del alto el fuego, proclamado por el Primer Ministro Abiy. El Secretario de Estado estadounidense Blinken elogió al Primer Ministro por el restablecimiento de los servicios esenciales en Tigray, por la liberación de los presos políticos y también se dirigió al Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), que se ha retirado de la mayor parte de los territorios de Amhara y Afar, abriendo nuevas perspectivas para nuevas negociaciones.
Según los informes, el comentario positivo de Estados Unidos ha llegado en el momento en que los extremistas amhara corren el riesgo de desencadenar un conflicto con los oromo. Tras el ataque a un funeral musulmán en Gondar el 27 de abril, que dejó al menos 20 fieles musulmanes muertos, la tensión es muy alta. Además, se produjeron otros enfrentamientos entre la policía y jóvenes musulmanes durante la fiesta del final del Ramadán.
Las tensiones y el miedo corren el peligro de alimentar la posibilidad de un conflicto entre los oromo y los extremistas ortodoxos amhara, que ya estuvieron implicados, con el grupo de Menelik II, en la masacre de los ancianos de Gada el 1 de diciembre de 2020. También continúan las operaciones militares y los enfrentamientos entre el Ejército Federal (ENDF) y el grupo del Ejército de Liberación Oromo (OLA).
«En este difícil contexto, al que se suman las graves repercusiones económicas de la guerra en Ucrania y el aumento indiscriminado de los precios que está llevando a muchas personas a la más absoluta pobreza - continúa explicando la fuente, que por razones de seguridad permanece en el anonimato - una parte de la Iglesia Ortodoxa pide que se utilice la lengua oromo en la liturgia, aunque los grupos fanáticos amhara no lo vean bien. Cada vez más, se desarrollan ideas de apertura en la Iglesia Ortodoxa como reacción al fanatismo, a la nostalgia y a la pureza del discurso religioso étnico de los grupos extremistas. La situación está creciendo, y los extremistas son una minoría. La mayoría de los ortodoxos se comprometen a evitar los enfrentamientos, y cooperan con todos los cristianos».