(BLes/InfoCatólica) El confinamiento en Shanghái, China, continúa, llegando así a su quinta semana, el cual inició el 25 de marzo. La estrategia del partido comunista chino llamada «covid cero» no ha dado buenos resultados, por lo que están considerando tomar medidas extremas como extensos encierros, realizar pruebas de covid reiteradas veces al día, instalar alarmas con sensores en las puertas de las viviendas con el fin de prohibir salidas, e incluso separar hijos de padres.
Con más de 25 millones de habitantes, el principal centro financiero y comercial del país implementó el 21 de abril alarmas electrónicas en los ingresos de algunas residencias, buscando evitar la salida de sus domicilios, según informa Global Times.
Durante los próximos cinco días, además de la medida de las alarmas, se estarán realizando constantes y obligatorias pruebas de ácido nucleico con pruebas de antígenos en toda la población.
Jane Polubotko, una gerente de marketing ucrania que ha permanecido retenida en la cuarentena de Shanghái, comenta que nadie sabe hasta cuándo se mantendrán confinados.
«Nadie sabe cuántas pruebas necesitamos sacar», comentó a Reuters.
Asimismo, informa que las medidas iniciaron con el cierre de escuelas, pero rápidamente pasaron al encierro total de los pobladores.
A pesar de que los residentes de Shanghái expresaron su fuerte descontento con las extremas medidas en las redes sociales, las autoridades se han mantenido firmes en sus mandatos.
Wu Qianyu, funcionario de la comisión de salud municipal, indicó durante una sesión informativa: «Debemos adherirnos a la política general de depuración dinámica sin titubeos, sin vacilaciones».
Otra razón por la que ha sido intensamente criticada esta política de cuarentena en Shanghái, fue por la medida de separar a los niños de sus padres, así como reunir a todos los infectados, sean asintomáticos o no.
Wu exigió que los pobladores infectados se mantuvieran aislados, incluso si se trataba de niños asintomáticos.
Catherin You, residente de Shanghái, informó a Global Times que, en su residencia, no pueden movilizarse a otros lugares desde el 21 de abril, únicamente tienen la posibilidad de bajar las escaleras para obtener alimentos.
Bloomberg también comunica que los residentes han comenzado a realizar trueques de objetos y mercadería para conseguir los medios básicos de subsistencia frente al deficiente abastecimiento de comida.
Stefanie Ge, propietaria de una empresa en Shanghái, comentó: «El dinero en sí mismo ha perdido valor de alguna manera», y explica que han llegado a intercambiar cualquier tipo de objetos por comida.
Frente a la preocupante falta de alimentos y a la necesidad de los residentes de racionarlos al extremo, Chen Tong, el vicealcalde de Shanghái, admitió el problema emergente y reconoció no haber proporcionado los medios adecuados para obtener alimentos en la política implementada, pues no se consideró que la capacidad de repartidores de comida se vio reducida por el alto número de contagios, informa Global Times.
En abril del 2021, Shanghái fue nombrada por la revista Forbes como «la ciudad más cara del mundo», lo que empeora su situación actual respecto a la escasez de alimentos.