(SIC/InfoCatólica) Tras hacer hincapié en que “el secreto de la fecundidad del ministerio es permanecer unidos al Señor”, Benedicto XVI señaló que el aumento de trabajo, las dificultades y las nuevas exigencias pastorales “no deben distraernos de la unión íntima y personal con Cristo. Estar a disposición de la gente no debe disminuir u ofuscar nuestra disponibilidad hacia el Señor”.
“El tiempo que el sacerdote o el obispo consagran a Dios en la oración es siempre el mejor empleado, porque la oración es el alma de la actividad pastoral, la “linfa” que le infunde fuerza, el apoyo en los momentos de incertidumbre o de desaliento y la fuente inagotable de fervor misionero y de amor fraterno a todos”.
El Papa subrayó que “en el centro de la vida sacerdotal se encuentra la Eucaristía”. En este sentido dijo que “un modo privilegiado de prolongar en la jornada la misteriosa acción santificante de la Eucaristía es el rezo devoto de la Liturgia de las Horas, así como la adoración eucarística, la lectio divina y la oración contemplativa del rosario. El santo cura de Ars nos enseña -concluyó- qué preciosas son la identificación del sacerdote con el sacrificio eucarístico y la educación de los fieles a la presencia eucarística y a la comunión”.