(Asia News/InfoCatólica) La medida intenta evitar nuevas tensiones y enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los fieles musulmanes, tras los enfrentamientos de la semana pasada que dejaron cientos de heridos.
Al mismo tiempo diputados y grupos de extrema derecha acusan a Naftali Bennett y su gobierno, cada vez más frágil y precario, de capitular ante los alborotadores y «entregar una recompensa al enemigo». Sin embargo, el partido del primer ministro recuerda que esta práctica también fue adoptada por su antecesor Benjamin Netanyahu en el pasado, durante las fases de mayor tensión.
Para hoy está prevista una reunión con el responsable de la policía, Kobi Shabtai, para decidir la fecha de inicio de la prohibición, que suele estar vigente durante los últimos 10 días de las festividades islámicas. Un período sensible, durante el cual muchísimos fieles visitan y pernoctan en la plaza que se encuentra frente a los lugares de culto.
Los movimientos vinculados al Templo - organización paraguas que reúne a varios grupos judíos radicales que quieren revocar el statu quo y reclamar la soberanía sobre esa zona, identificada como el Monte del Templo - dicen que el gobierno quiere cerrar el acceso durante 12 días. En el pasado, afirman, la costumbre era aislar la zona solo en los últimos tres o cuatro días del Ramadán. Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, del Partido Religioso Sionista, afirman que «cerrar el Monte del Templo a los judíos, el lugar más sagrado para el pueblo de Israel, es una victoria para Hamás, para el terrorismo, para los disturbios desatados por nuestros enemigos». En un comunicado, el partido del primer ministro, Yamina, respondió que la decisión se toma únicamente en base a consideraciones relativas a la seguridad y recomendaciones del Ministerio de Defensa. «El año pasado -continúa el comunicado- Netanyahu cerró el Monte del Templo durante 19 días bajo la presión de Hamas».
La escalada de la tensión y los enfrentamientos en los lugares sagrados de Jerusalén están deteriorando las relaciones entre Israel por un lado, y Emiratos Árabes Unidos y Jordania por otro, tras los avances en las relaciones diplomáticas de los últimos tiempos. El gobierno israelí criticó ayer al primer ministro de Jordania, Bisher al-Khasawneh por elogiar el levantamiento palestino en la Explanada y los enfrentamientos con las Fuerzas de seguridad israelíes. Amman también llamó a consultas al embajador israelí, reemplazado por el vice debido a que éste se encontraba fuera del país .
Anteriormente el propio rey hachemita Abdullah II pidió públicamente a Israel que «ponga fin a las ilegales medidas de provocación» en la zona. Las autoridades israelíes, añadió el monarca, deben respetar el status quo en sus términos históricos y jurídicos y colaborar en el intento de apaciguar los crecientes conflictos en la zona. El 17 de abril tuvo lugar una larga conversación telefónica entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo palestino, Mahmoud Abbas, en la cual expresaron una firme condena a las redadas y provocaciones del Estado judío. A continuación, el mandatario de Ankara habló con el presidente israelí, Isaac Herzog, y éste le instó a no hacer caso a los rumores que sólo quieren sembrar la discordia y a actuar con responsabilidad en favor de la calma en estos días de celebración.
Sin embargo, los efectos de la escalada en Jerusalén ya se están viendo sobre el terreno con los primeros episodios de violencia registradas en la zona de Gaza. Ayer, los cazas israelitas realizaron unas incursiones en la Franja -la primera en meses- en respuesta al lanzamiento de cohetes desde el enclave palestino hacia el sur de Israel, donde las sirenas de alarma sonaron durante largo tiempo. En la noche del 18 al 19 de abril Hamás lanzó varios cohetes, que fuieron neutralizados por el sistema de defensa israelí o se estrellaron contra el mar, frente a las costas de Tel Aviv.