(Agencias/InfoCatólica) Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, pidió a Pedro Castillo que anulara el decreto de prohibición de la movilidad social (toque de queda), anunciado por él el 4 de abril para las ciudades de Lima y Callao, ya que «atenta contra los derechos básicos de la población».
En el comunicado titulado «Las crisis no se resuelven con la suspensión de los derechos», publicado el 5 de abril, el Arzobispo explica que la medida se tomó a raíz de las informaciones de la policía nacional peruana sobre la compleja situación del país «esta medida es desproporcionada y el Gobierno debe transparentar el porqué de su decisión. Esto es casi como un Estado de Sitio que solo aplica, según nuestra Constitución, a casos de invasión, guerra exterior y guerra civil. Los ciudadanos interpretan esta medida como una acción improvisada que pone de manifiesto la falta de capacidad del Gobierno para gestionar los conflictos sociales surgidos en los últimos días en muchos puntos del país».
«Pedimos al Gobierno que no aplique esta medida, que afecta gravemente a todos», concluye el texto de los obispos, «pero especialmente a los más pobres, que deben buscar a diario el sustento de sus familias. Recordemos que más del 70% de los trabajadores del Perú son informales».
La medida fue tomada tras los incidentes ocurridos la semana pasada como consecuencia de las protestas de los transportistas de cargas pesadas y de los agricultores, que se tradujeron en violencia, saqueos y agresiones, por el aumento del precio del combustible y de los productos agrícolas. Se produjeron 4 muertos a consecuencia de los incidentes violentos.
Retira la medida
Castillo vio como su medida encendía aún más las protestas, que no solo llegaron del transporte y otros sectores sino también desde la oposición y desde partidos afines, que tachaban las medidas del presidente de «arbitrarias y desproporcionadas».
En el centro de Lima, a lo largo de la tarde del martes, las protestas fueron en aumento y acabaron derivando en fuertes disturbios y enfrentamientos con la Policía. Los manifestantes clamaron por la dimisión de Castillo hasta bien entrada la noche.
«Debo anunciar que a partir de este momento dejamos sin efecto esta inamovilidad y que corresponde llamar a la tranquilidad del pueblo peruano», declaró entonces el presidente peruano.
Ante la impresión cada vez más generalizada de que Castillo no podrá seguir mucho tiempo en el poder, su primer ministro, Aníbal Torres, ha asegurado que «el gabinete está muy sólido. Estoy muy contento con este equipo que viene trabajando por el bien del país. Vamos a seguir trabajando por todos los peruanos».