(NCR/InfoCatólica) El martes 29 de marzo fue un día de gran alegría en la Iglesia de Santa María, ya que los Caballeros de Colón celebraron el 140º aniversario del día de su fundación. La misa y el evento conmemoraron la trascendental ocasión del 29 de marzo de 1882, cuando los recién formados Caballeros de Colón fueron reconocidos formalmente con una carta oficial del estado de Connecticut.
Decenas de Caballeros, algunos con sus familias, desafiaron el ventoso día de 39 grados para asistir a la misa votiva en honor del fundador de su organización, el Beato Michael J. McGivney.
La Misa comenzó con 42 Caballeros del Cuarto Grado encabezando la procesión hacia el altar, seguidos por varios concelebrantes, incluyendo al arzobispo Emérito Daniel Cronin de la Arquidiócesis de Hartford, quien inició el proceso de canonización del beato; el Obispo Auxiliar Juan Miguel Betancourt de Hartford; el Capellán Supremo de los Caballeros, el arzobispo William Lori de Baltimore; y el arzobispo Leonard Blair de Hartford, el celebrante principal.
El arzobispo Lori comenzó su homilía pidiendo la intercesión del Beato Miguel por St. Mary, la Arquidiócesis de Hartford, «a la que sirvió con tanto amor y eficacia como párroco», y por los Caballeros de Colón, «que fundó como un camino para que los hombres crecieran en su fe, se convirtieran en mejores esposos y padres, sirvieran como hombres de caridad, unidad y fraternidad, y proporcionaran seguridad financiera a sus familias».
La fundación de los Caballeros tuvo lugar en St. Mary's en 1877. Cuatro años más tarde, en el sótano de la iglesia, el coadjutor de 29 años celebró la primera reunión informal de lo que, cuatro meses más tarde, se convertiría oficialmente en los Caballeros de Colón.
El arzobispo Lori también pidió las oraciones del fundador, «para que los Caballeros puedan experimentar un crecimiento continuo en su misión de formar a los hombres según la mente y el corazón de Cristo, y para que puedan seguir practicando con una eficacia cada vez mayor en una caridad que evangeliza, una caridad que fortalece a la Iglesia en todos los niveles».
Las lecturas diarias de la Cuaresma para esta Misa votiva -sobre la curación del paralítico en el estanque de Betesda y la visión de Ezequiel sobre la santidad del templo- se ajustan a la ocasión, ya que ofrecen «una visión de la vida y el ministerio del Beato Miguel» y «arrojan luz sobre la santidad y la eficacia de nuestro fundador», dijo el Arzobispo Lori.
Explicó cómo la lectura sobre «la curación en el estanque de Betesda revela el corazón pastoral de Jesús», añadiendo que «la compasión de Jesús, sin embargo, nunca se quedó en una abstracción» al curar al hombre, devolviéndole la salud.
«Quizá podamos ver la imagen del ministerio del Padre McGivney en este episodio del Evangelio», dijo el arzobispo de Baltimore, estableciendo un paralelismo.
Dijo que el Padre McGivney respondió al sufrimiento humano como lo hizo Cristo.
«Al igual que Jesús, se sumergió en medio del sufrimiento humano, intercedió por su pueblo y trató de aliviarlo. Atendió a los enfermos y moribundos, defendió a un hombre condenado a muerte, atendió a los jóvenes con una sabia mezcla de verdad y amor».
Y en medio de sus prioridades pastorales, «fundó los Caballeros de Colón como una organización dirigida por laicos, y lo hizo por los hombres de su parroquia, sus familias y por nosotros». El Padre McGivney «se abrió paso en el drama de la vida de su gente, llevándoles los poderes curativos de la misericordia y compasión de Jesús».
En 1884, el New Haven Evening Register reconoció: «Nunca hubo un joven sacerdote más enérgico y trabajador en New Haven que él».
Sin embargo, algunos no estaban contentos con lo que hacía el Padre McGivney, incluyendo algunos compañeros del clero, dijo el Arzobispo Lori, señalando que el fundador experimentó persecución.
A pesar de todo, el Padre McGivney tenía una «santa determinación, que no provenía de su fuerza de voluntad, sino de la fuerza del amor del Señor».
El Arzobispo Lori continuó enfatizando: «Realmente malinterpretaríamos al Padre McGivney si lo viéramos simplemente como un activista». Activo, sí, pero «demasiado sabio y demasiado santo para confiar solo en sus talentos, por considerables que fueran. Más bien, rezaba en el templo del Señor, este templo, y mientras rezaba, el Espíritu de santidad, la fuente del amor trinitario, fluía a través de él, al igual que las aguas milagrosas fluían a través del Templo en la visión de Ezequiel».
Subrayando estos pensamientos, añadió:
«Porque así como el Padre McGivney intercedió por sus feligreses en su época y les trajo sanación y esperanza y especialmente a los Caballeros, así ahora el Padre McGivney continúa intercediendo por nosotros en el cielo, y su intercesión es poderosa y efectiva».
Desde su beatificación, continuó el arzobispo, han llegado decenas de informes de favores, «incluyendo un número de notables curaciones». Los testimonios se pueden encontrar en el sitio web de la Cofradía del Beato Michael McGivney.
«Al igual que Jesús, está llevando a muchos, ya no al estanque de Betesda, sino a ese río de vida y curación que es el Espíritu Santo», dijo el Arzobispo Lori, antes de concluir: «Con confianza y esperanza, nosotros los Caballeros de Colón celebramos nuestro 140 aniversario, mirando hacia ese día en que el Beato Michael McGivney será canonizado, y mientras tanto, estamos agradecidos con el Señor por el ejemplo de nuestro santo fundador y agradecidos, también, por su poderosa intercesión en nuestro nombre. Bendito Michael McGivney, ¡reza por nosotros! Vivat Jesús».
Al concluir la Misa, con la guardia de honor de los Caballeros alineada en el pasillo principal, los celebrantes y otros se dirigieron a la tumba del Beato Padre McGivney para rezar por su canonización.
Después de la Misa, Neville Brooks, Caballero de cuarto grado del Consejo 14216 de West Hartford, Connecticut, dijo que «tener a todos los hermanos juntos refuerza» el compromiso de los Caballeros y su fe católica.
Desde la Residencia San José en Enfield, Connecticut, las Hermanitas de los Pobres vinieron a asistir a la misa. La Madre Maureen, la superiora, mencionó cómo los Caballeros de Colón habían otorgado a la congregación el premio Gaudium et Spes en los últimos años. Las hermanas querían asistir a la misa porque, dijo, «nos sentimos muy agradecidas por todo lo que los Caballeros hacen por nosotras».
La hermana Frances añadió el apoyo que los Caballeros han prestado a las Hermanitas de los Pobres. Dio un ejemplo. Durante la pandemia, «nos llamaron y nos preguntaron qué podían hacer por nosotros y realmente por los pobres». El Padre Michael McGivney estaba a favor de los pobres, explicó, y los Caballeros están llevando su legado.
El veterano Caballero David Quinn, diputado estatal de la organización fraternal de Rhode Island, consideró el mensaje de la misa de aniversario como un recordatorio de que «aunque el mundo cambie, su visión no ha cambiado. Si el Padre McGivney estuviera vivo hoy, estaría haciendo las mismas cosas hoy que entonces».
