(Aica/InfoCatólica) «En este día acudimos al Señor poniendo en sus manos la paz del mundo, le pedimos especialmente por la paz entre Ucrania y Rusia, que Dios toque con su gracia el corazón de los hombres para que se restablezca la paz y consuele a cuantos, a causa de este gran mal, sufren terribles consecuencias», rezaron en el comienzo de la celebración.
La homilía estuvo a cargo de monseñor Kozelinski, quien recordó la importancia de prepararse para el tiempo de Cuaresma con el perdón, con el ayuno, con la oración y con la caridad fraterna.
La Cuaresma, consideró, «es siempre una lucha contra el enemigo del cuerpo, del alma. Y en ese tiempo fuerte para en nuestro país, para la comunidad ucraniana del mundo entero, un tiempo fuerte de su lucha también contra esta realidad que vivimos en estos días con la invasión de nuestro territorio por la Federación Rusa».
«Es una lucha entre el bien y el mal. El campo de lucha es el mundo interior del hombre en primer lugar, sus pensamientos, sus planes e intenciones. Actitudes hacia Dios, hacia sí mismo, hacia el mundo exterior», afirmó. «Escuchamos que el propio campo de batalla interior es decisivo para cada uno».
«Vivimos un tiempo difícil, y por esto en su mensaje de Cuaresma, nuestro arzobispo mayor se pregunta, delante de la situación que estamos viviendo: ¿Qué se necesita para ganar una guerra? ¿Qué se necesita para destruir un enemigo, para derrotar el mal? El Señor nos da un arma que puede sorprendernos: Dios dice que el secreto de la victoria es el perdón. Señala que es extraño pensar en perdón durante un período de guerra, pero es necesario luchar y es necesario seguir lo que nos pide el Señor en su Evangelio».
«Luchamos estos días contra un enemigo poderoso, contra un enemigo que no tiene límites y lanza sus proyectiles contra todos los objetivos, no viendo si son civiles, si son chicos, si son mujeres. Todos están en la mira de las armas impiadosas del enemigo», señaló monseñor Kozelinski.
«¿Qué podemos hacer nosotros en esta situación?», planteó. «Hay que luchar, hay que ver, hay que buscar soluciones. Por esto el arzobispo mayor nos dice: ‘Hoy te pedimos Señor, danos el arma con la que podamos vencer el diablo y a todos sus ángeles. Danos el arma con la que podamos ganar, no sólo en la guerra, sino que podamos derrotar la guerra misma y a todos los que la causaron, y la trajeron a la tierra ucraniana», expresó.
«Rezamos especialmente por nuestro ejército, por los que verdaderamente luchan contra el enemigo en el campo de batalla, y rezamos por todos los que sufren inocentemente los males y las consecuencias de este momento de dolor por el cual pasa toda la nación ucraniana», añadió.
«Es necesario tener mucho amor por su patria, por su gente, y luchar para que podamos vencer a quienes nos agreden», consideró.
«El Evangelio del primer domingo de Cuaresma en el rito oriental, pide para que nosotros acumulemos tesoros en el Cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde está tu tesoro está también tu corazón».
«Por esto, el arzobispo nos pide: acumulen tesoros en el cielo. Esta es la convocatoria que hacemos para todos, porque la guerra siempre es la destrucción, el agotamiento, es desperdicio de recursos, y pide: Dios, danos la victoria, concédenos la victoria sobre el enemigo. Danos paz, da paz a nuestra patria y lo más importante, danos la victoria sobre el pecado y la muerte de nuestros corazones, para que contigo siempre podemos acumular los tesoros en el Cielo».
«Necesitamos rezar por la paz no sólo en Ucrania, sino para el mundo entero. Vivimos momentos difíciles, pero debemos aprovechar este momento como un tiempo de purificación, un tiempo de lucha, de batalla, que se vence con las armas de Dios: el ayuno, la oración, la caridad, nuestro amor al prójimo realizado de manera concreta».
«Recordamos las palabras del papa Francisco: el ayuno prepara el terreno, la oración riega y la caridad fecunda. Con el perdón, con la reconciliación, recemos por la paz en Ucrania, recemos por la paz en el mundo», concluyó.