(AP/InfoCatólica) Los cuatro han recibido sentencias de entre ocho años y cadena perpetua, por el asesinato del padre Jacques Hamel, de 85 años, en la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray.
El cura fue asesinado a puñaladas por dos jóvenes de 19 años justo cuando acababa de oficiar misa. Dos monjas y una pareja de ancianos fueron tomados como rehenes antes de que los agresores mataran al cura e hirieran gravemente a otro feligrés de edad avanzada.
Los dos atacantes, Abdel Malik Petitjean y Adel Kermiche, fueron abatidos por la policía al salir de la iglesia. Los cuatro sentenciados el miércoles estaban acusados de ayudar o de animar el ataque.
El Arzobispo de Rouen, Mons. Dominique Lebrun aplaudió el veredicto asegurando que «se ha hecho justicia». El abogado del feligrés herido describió un ambiente de espiritualidad durante el juicio, en que familiares de víctimas se tomaron de la mano con los acusados. El mencionado feligrés dijo que los perdonaba. Solo tres de los procesados estaban en la sala de justicia; el otro fue declarado culpable in absentia (ndr:en ausencia).
Los tres acusados presentes no cometieron el crimen, pero eran parte del séquito del atacante. Durante el juicio, pidieron perdón y admitieron que voluntariamente se asociaron con individuos que se disponían a cometer actos terroristas. Pero argumentaron que eso no los hacía a ellos terroristas. La fiscalía discrepó, y los jueces hallaron culpables a los tres de asociación criminal con terroristas.
Jean-Philippe Steven Jean-Louis, de 25 años, fue sentenciado a 13 años de cárcel por tratar de ir a Siria con uno de los atacantes, y por su proselitismo islámico en la apliación de mensajes Telegram.
Un primo de los atacantes, Farid Khelil, fue sentenciado a 10 años de cárcel bajo acusaciones de que sabía del ataque y lo apoyaba.
Yassine Sebaihia fue sentenciado a ocho años de cárcel, acusado de atravesar toda Francia para unirse a uno de los atacantes y recibir lecciones religiosas.
La sentencia más grave fue in absentia
Rachid Kassim, francés notorio por sus actividades de reclutamiento para el Estado Islámico, fue sentenciado a cadena perpetua. Kassim, al parecer muerto en un ataque con dron en Irak el 2017, estaba acusado de usar las redes sociales para animar al ataque contra el cura.