(OMP/InfoCatólica) Aunque monseñor Andrés Carrascosa Coso quería ser cura de pueblo, «aquel que elige servir no elige dónde sirve». Y así, después de casi 40 años de servicio diplomático, este sacerdote conquense ha recorrido el mundo: Liberia, Sierra Leona, Guinea Conakry, Gambia, Canadá, Dinamarca, Brasil, Vaticano (Secretaría de Estado), República Democrática del Congo, Gabón, y Ginebra (Naciones Unidas). Y ahora Ecuador, donde hay 8 territorios de misión, que reciben el apoyo del Santo Padre todos los años a través de Obras Misionales Pontificias.
Lejos de quedarse en el despacho, el nuncio recorre todo el país y conoce todas las iniciativas de los misioneros. Así puede avalar con su firma todos los proyectos presentados a Obras Misionales Pontificias. Posteriormente, una vez aprobados en Roma, el dinero llega a las nunciaturas para que lo distribuyan. «Yo soy testigo de que este dinero llega hasta el último céntimo, y eso la gente lo tiene que saber». Según explicó, cuando la nunciatura recibe las ayudas, se hace una declaración de que esa cantidad ha llegado y de que se ha entregado. «Llevo haciendo esto toda la vida», apostilló.
El nuncio de Su Santidad en Ecuador ha explicado que las ayudas de Obras Misionales Pontificias no son asistencialismo ni paternalismo, sino que son signo de una «comunión de bienes», como la de los primeros cristianos. Si no fuera así, se adulteraría la Iglesia. «Me duele que estemos perdiendo ‘misionoriedad’ como Iglesia», afirmó monseñor Carrascosa. Por ello, defendió que para ser cristianos, hay que ser discípulos y misioneros; si no anunciamos a Cristo es porque no lo vivimos. «Una mujer que compra un detergente que le va muy bien se lo cuenta a todo el mundo», afirmó.
Anunciar el Evangelio entre ríos y selva
«Gracias a las ayudas de OMP vamos viviendo los misioneros y vamos haciendo la tarea», explicó monseñor José Javier Travieso Martín C.M.F., vicario apostólico de San José del Amazonas, que intervino por videoconferencia. En un terreno inmenso y con pocos misioneros, las necesidades son enormes. Según explicó, recibe cada año del Domund un apoyo para los gastos ordinarios -unos gastos que no financian otras instituciones- y para la formación de catequistas. Por otro lado, recibe tres proyectos al año para construir casas de misioneros, locales parroquiales, rehabilitar estructuras dañadas por la climatología…
Para sostener el trabajo que el vicariato realiza con los niños, cada año recibe ayudas de Infancia Misionera. En particular, se apoya a los internados en los ríos Napo y Putumayo. Según explicó, sin ellos cientos de niños no podrían estudiar ni incluso comer. Con este dinero se ayuda también a bebés recién nacidos, y se da el desayuno a cientos de pequeños que van a las guarderías. Además, se apoya la formación misionera de niños. Y por último, explicó que el vicariato tiene 7 seminaristas formándose en diversos seminarios (Iquitos y Trujillo), y apoyados por las ayudas de Vocaciones Nativas.
El vicario apostólico de San José del Amazonas quiso agradecer el trabajo que se hace desde las delegaciones de misiones y desde OMP España. «Muchas gracias, que Dios nos dé salud para seguir, a ustedes donde les toca y a nosotros aquí».
«A hombros de gigantes»
97 trabajadores y voluntarios de 29 diócesis se han dado cita el 17 y 18 de febrero en Madrid en su encuentro anual, que cumple 19 ediciones. Este encuentro tan deseado -el año pasado se tuvo que realizar online-, se ha centrado en el tema «A hombros de gigantes», el lema que OMP ha escogido para este año 2022, en el que se celebran varios centenarios muy importantes para la misión: 400 años de la creación de Propaganda Fide -hoy Congregación para la Evangelización de los Pueblos-; 400 años de la canonización de San Francisco Javier, patrón de las misiones; 200 años de la creación de la Obra de la Propagación de la Fe (germen del Domund); 100 años desde que el Papa asumiera iniciativas particulares y creara Obras Misionales Pontificias… Además, todo se corona el 22 de mayo con la beatificación de Pauline Jaricot, fundadora de Propagación de la Fe, quien tuvo la genial intuición de que todos fieles podían participar en la actividad misionera de la Iglesia, a través de la oración y los donativos.
En estos días, los trabajadores de la «retaguardia» de la misión han podido ahondar en lo que significa OMP para la Iglesia universal, y han profundizado en estos gigantes de la misión, sobre cuyos hombros están invitados a subirse para seguir realizando la animación misionera, y llevar la misión al corazón de los cristianos.