(France24/InfoCatólica) Este lunes se abrió un juicio que se prolongará hasta el 11 de marzo. Es el proceso de los cuatro presuntos cómplices del asesinato del padre Hamel, que murió acuchillado el 26 de julio de 2016, en una iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, cerca a la ciudad de Rouen, por un joven islamista, Abdel-Malik Petitjean, junto con Adel Kermiche. Los dos terroristas fueron abatidos por la Policía justo después del crimen.
Tres presuntos cómplices, Jean-Philippe Jean Louis, Farid Khelil y Yassine Sebaihia, comparecen por «asociación delictiva terrorista con vistas a preparar uno o más delitos contra las personas» mientras que el último, Rachid Kassim, está acusado de «complicidad en un asesinato organizado y tentativa de asesinato, cometido por la afiliación religiosa de la víctima, en relación con una empresa terrorista». Kassim, que supuestamente permitió «alentar y facilitar a sabiendas el acto» de los dos yihadistas, será el gran ausente del juicio ya que fue dado por muerto en un ataque aéreo estadounidense en Irak en febrero de 2017.
Las víctimas presentes al momento del drama y sus familiares esperan que el proceso les permita «comprender» mejor el atentado. Guy Coponet, que asistía a Misa en el momento del atentado y resultó gravemente herido, confesó este lunes en el tribunal: «Que se haga justicia, todos estamos aquí para eso, es pasado, ahora hay que arreglar los últimos problemas», concluyendo que si los responsables «pueden pedir perdón a todos los que causaron dolor, creo que habremos ganado nuestro día»
Por su lado, la abogada de Yassine Sebaihia, uno de los acusados, explicó: «Estamos ansiosos por poder expresarnos porque creo que mi cliente en este caso siempre, siempre, siempre ha rechazado en bloque cualquier conocimiento de un proyecto terrorista, se explicará después en los debates»
Los tres acusados niegan haber tenido cualquier conocimiento de los planes de acción de los dos asesinos.
Juicio sin autores del crimen y sin testigos importantes
Además de los dos asesinos y del presunto organizador del atentado, cuatro de los cinco agentes de inteligencia de la policía convocados no estaban presentes en el tribunal ya que «no están en condiciones psicológicas de ser oídos durante el juicio», según los certificados médicos citados por el presidente del tribunal. Por su parte, las tres monjas testigos que estaban presentes a misa al momento del atentado también enviaron un certificado médico que les impide declarar. Quisieron denunciar los aspectos oscuros del caso.
Según un artículo publicado en 2018 en 'Mediapart', varios investigadores del departamento de inteligencia de la Policía de París tuvieron acceso una semana antes del asesinato a mensajes del joven donde mencionaba un ataque en una iglesia. Además, Adel Kermiche, uno de los asesinos, llevaba una pulsera electrónica cuando pasó a la acción, tras un viaje frustrado a Siria.
La ausencia de los representantes policiales en el juicio frustró a las victimas y sus familias que quieren entender si el atentado podría haberse evitado.
«Estamos esperando que se diga la verdad sobre la falta de recursos que no se pudo dar a la fuerza pública para evitar esta masacre sobre el cuerpo de mi hermano», dijo el lunes Roseline, una de las hermanas del padre Jacques Hamel. Ella considera que «no se tomaron en serio» las señales de alerta del atentado contra su hermano.
El director de inteligencia explicó por su parte que algunos de ellos estaban «psicológicamente rotos por este asunto y por otro atentado que tuvo lugar en las instalaciones de la jefatura de la Policía en 2019».
Resumen de los hechos
El 26 de julio de 2016, 12 días después del atentado de Niza, que mató a 86 personas, Adel Kermiche y Abdel-Malik Petitjean, ambos de 19 años, entraron en la pequeña iglesia de Normandía para matar al padre Jacques Hamel, de 85 años. Los atacantes lo obligaron a arrodillarse y forzaron a Guy Coponet, una de las víctimas presentes, a filmar la matanza.
Los dos asesinos, que revindicaron ser miembros del grupo Estado Islámico (EI), respondieron al llamado del grupo terrorista a atacar iglesias católicas para iniciar una guerra religiosa en Francia. Adel Kermiche y Abdel Malik Petitjean se habían radicalizado de forma rápida y habían intentado unirse al EI en Siria, sin éxito. Los dos fueron abatidos por la Policía al salir de la iglesia.