(InfoCatólica) El sábado 29 de enero, centenares de personas acudieron Monserrat para un acto con un componente reivindicativo pero también religioso al que acudieron todas las sensibilidades del carlismo y otras personas que no lo son: «¡Que vuelva el requeté a Montserrat!».
Hacía apenas dos semanas que con «nocturnidad y alevosía», y el consentimiento de los monjes benedictinos, era retirada la escultura del requeté catalán abanderado del Mausoleo en donde reposan doscientos requetés del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat. Se «negoció» discretamente entre la Dirección General de Memoria Democrática del Departamento de Justicia y la abadía.
Seis meses antes, independentistas quemaban la bandera del requeté del Tercio de Montserrat con imágenes de la Virgen. Se encontraba, presuntamente custodiado, en una cripta del monasterio de Montserrat dedicada a honrar la memoria de los voluntarios catalanes que lucharon en encuadrados en el Tercio de Montserrat, una de las unidades que sufrió más bajas en la contienda.
Los asistentes consideran la retirada del monumento como un «nuevo asesinato», «esta vez mediante el olvido». Carlistas, y muchas otras personas que no lo son, acudieron a honrar la memoria de los requetés que entregaron su vida y exigieron la restitución del monumento a su lugar original. No solo había protesta, también una actitud de desagravio.
«Retirando la imagen de nuestro queridísimo requeté, que miraba hacia la Virgen, representando su postrer advocación antes de morir, habéis deshonrado a la Moreneta. ¿Acaso olvidáis que ellos deseaban reposar a los pies de la Madre celestial?, esperando el día de la resurrección de la carne y del Juicio Final donde Cristo les ha de reconocer como los que lavaron sus túnicas blancas con la sangre del Cordero. ¿Acaso olvidáis que el Abad Escarré prometió solemnemente que la comunidad custodiaría perpetuamente sus restos?»
Hubo un sentido recuerdo al «obispo mártir, D. Manuel Irurita» y a los «23 benedictinos mártires de esta Abadía inmolados en la terrible persecución religiosa del 36»
En torno a las 10 de la mañana, desde el lugar en el que se encontraba el monumento comenzó un Viacrucis y un responso.
Una gran ofrenda floral precedió a la marcha de los asistentes con sus tradicionales boinas rojas, desde el monumento hasta la Abadía, donde tuvo lugar la lectura, en catalán, de un duro manifiesto que fue posteriormente entregado a la abadía y recibido por el Prior, P. Bernat Juliol