(ACN/InfoCatólica) Elana Meyers Taylor es una deportista de 37 años, quien obtuvo medallas de plata y bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y se aventurará a por la de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Sin embargo, su vida ahora ha adquirido una nueva dimensión: ahora es madre, de un bebé son síndrome de down del cual se siente muy honrada.
«El horario de Nico (su hijo) puede agregar un poco de complejidad a nuestras vidas ya caóticas, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Me siento honrada de ser su madre, de ser madre de un niño con necesidades especiales, y si puedo hacer bobsledder (deporte olímpico con trineo) mientras lo hago, entonces eso también es genial», compartió la atleta sobre su experiencia en su blog, en enero de 2022.
Tanto para el deporte como para su vida familiar, cuenta con el apoyo de su esposo Nic Taylor, quien practica el mismo deporte y va junto a ella en todos sus viajes.
Meyers Taylor concedió una entrevista a The Wall Street Journal recientemente, en la que contó que «el viaje para llegar aquí ha sido mucho más desafiante».
No solo por los nuevos retos que siempre trae la maternidad, sino que, además, su hijo Nico nació prematuramente en febrero del 2020, mediante una cesárea de emergencia. Nico, además de tener síndrome de down, cuenta con una grave deficiencia auditiva.
La atleta escribe: «En nuestra crianza particular, tenemos un conjunto completamente nuevo de desafíos como padres de un niño con necesidades especiales».
«Los momentos más difíciles fueron las citas médicas y los procedimientos. Cuando Nico recibió sus implantes cocleares, la cirugía mayor nos dejó exhaustos a todos, pero a nadie más que a Nico. Fue todo un proceso para la cirugía y la recuperación, ¡pero Nico lo manejó como un campeón! Definitivamente tuve que perderme algunas sesiones de entrenamiento para eso, pero no retiraría su capacidad de escuchar a través de los implantes cocleares por nada», relató Meyers.
Asimismo, la atleta contó sobre las complicaciones que pueden tener al intentar acompasar sus entrenamientos con sus viajes y con las terapias de Nico, aunque «muchos ni siquiera pueden brindarnos servicios dependiendo del país en el que nos encontremos».
«Sin embargo, Nic y yo somos muy diligentes para trabajar en muchas de las cosas que recomendó nuestro terapeuta, y es divertido ver a Nico aprender nuevas habilidades», aseguró.
Del mismo modo, en conversación con The Wall Street Journal, Meyers Taylor aseguró que su fe cristiana es el pilar de su vida. Comenta: «Rezo antes de cada carrera, cada vez que camino hacia la meta. Trabajo todos los días para vivir una vida que es como la de Cristo».
Finalmente, con su vuelta a las competiciones olímpicas, espera demostrar de todo lo que se es posible siendo madre de un niño con necesidades especiales.
También tiene la esperanza de que su regreso a los Juegos Olímpicos pueda demostrar lo que es posible como madre de un niño con necesidades especiales.
«Quiero que la gente vea a Nico y vea la alegría que tenemos en nuestras vidas. Puede ser difícil, pero también quiero demostrar que puedes hacerlo. No cambiaría nuestro viaje por nada del mundo», dijo a los medios.
Confiesa que desea «mostrarle a Nico que puede perseverar en cualquier cosa». «Quiero que salga y persiga cualquier sueño que tenga, sin miedo», añadió.