(InfoCatólica) El 22 de enero es el aniversario de la sentencia Roe Vs Wade y tiene lugar la «Marcha por la Vida» que pretende que a los 62 millones de personas que les han quitado la vida no se sume nadie más.
En ese contexto los obispos en Estados Unidos tradicionalmente animan a poner los medios sobrenaturales, con una jornada de oración.
Ese año 2022, con la vista puesta en la resolución de la Corte Suprema sobre la ley provida de Misisipi que puede ser el gran inicio del abolicionismo del aborto, los obispos también invitan a mirar al Cielo, y por décimo año auspician la iniciativa 9 Días por la Vida. Una novena en la que el Comité de Actividades Provida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos propone un tiempo de especial oración y penitencia y muy adecuado para peregrinar para pedir el fin del aborto en el país, del 19 al 27 de enero.
Los obispos de Estados Unidos animan a participar en lo que consideran una «oportunidad para el recuerdo y la sanación, en conmemoración del aniversario de Roe vs. Wade, la decisión de la Corte Suprema que legalizó el aborto en Estados Unidos». «La intención general de la novena es el fin del aborto. Cada intención diaria destaca un tema relacionado y va acompañada de una reflexión, información educativa y acciones diarias sugeridas», precisaron los organizadores.
La novena incluye la Jornada Anual de Oración por la Protección Legal de los Niños por Nacer que se realizará el 22 de enero. «Quienes lo deseen pueden compartir sus testimonios provida e invitar a sus seguidores a orar en las redes sociales con la etiqueta #9DaysforLife», explicaron los organizadores del Comité.
Además ofrecen un paquete de recursos que presenta las intenciones y reflexiones de oración diarias, entre otros materiales, también en español.
Como dice en su segundo día:
En cada etapa y en cada circunstancia, somos sostenidos en la existencia por el amor de Dios. La presencia de una enfermedad, discapacidad u otra circunstancia desafiante nunca disminuye el valor de una vida humana. Porque Dios no nos llama a la perfección de las apariencias o habilidades, sino a la perfección en el amor. Cristo nos invita a abrazar la vida que se nos ha dado, por tanto tiempo como se dé, como verdadero don.