(Agencias/InfoCatólica) "Trabajaremos con el Congreso y la Administración para asegurar que estas protecciones queden claramente reflejadas en una nueva legislación, para que a nadie se le obligue a pagar o participar en el aborto como resultado de la reforma del sistema de atención médica", añadió Doerflinger.
Por su parte, Kathy Salie, directora de Desarrollo Social Nacional de la Conferencia de Obispos, reconoció que "estamos de acuerdo en que nadie debería ir a la bancarrota simplemente por enfermarse".
"Esta es la razón por la cual los obispos han estado trabajando durante décadas para lograr una atención médica decente para todos", añadió.
"La Iglesia católica proporciona cuidados médicos a millones de pacientes, y a menudo recoge los platos rotos de un sistema sanitario con fallos serios, y posee una larga tradición de enseñanzas sobre la ética y la atención médica. Una reforma sanitaria que respete la vida y la dignidad de todos es un imperativo moral y una prioridad nacional urgente", indicó Salie.
Por ello, aseguró, "recibimos el discurso del presidente como una importante contribución a este esencial debate y tarea nacional". "Coincidimos con el presidente en que todavía quedan detalles por resolver", dijo Saile. "Y con su discurso vemos la oportunidad de trabajar hacia una política de salud universal que respete la vida y la dignidad humana, proporcione acceso a todas las personas con especial preocupación por los pobres, e incluya a los inmigrantes legales".
Obama defiende su Reforma
Hablando de una tempestad de ataques y contraataques en la que "ha reinado la confusión", trató también de desmontar algunos de los dardos que ha lanzado la oposición, como los rumores de que el reformado sistema favorecerá la eutanasia, dará cobertura a inmigrantes sin papeles o financiará los abortos, llamándolos "simples y puras mentiras".
Obama identificó el problema de la sanidad con el del déficit y subrayó con datos contundentes y oratoria decidida la imperiosa necesidad de reformar el sistema. Recordó, por ejemplo, que EEUU gasta en el cuidado de salud un 150% más por persona por cualquier otro país, una inversión no acompañada por índices más altos de salud. Citó a las 14.000 personas que diariamente pierden su cobertura y lamentó ser "la única democracia desarrollada que permite que millones de sus ciudadanos pasen por tales apuros". Y tras poner sobre la mesa casos concretos de personas afectadas por las malas prácticas de las aseguradoras, dijo: "Es desgarrador, es inexcusable y no se debe tratar a nadie así en EEUU".
Si algo se esperaba eran sus palabras sobre el propuesto sistema público de seguros para que accedan a cobertura los no asegurados. Y Obama apoyó la idea, pero solo como "una opción", desencantando al ala más liberal de su partido y a los votantes que en campaña le escucharon defender el sistema de "pagador único", lo más parecido a la Seguridad Social española.
El presidente trató de desmontar las críticas que identifican el sistema de seguros público como un paso hacia el socialismo y lo hizo con cálculos que estiman que menos del 5% de los estadounidenses se acogerían a él. Defendió que sería autosuficiente y que, además de dar opciones a los consumidores, ejercería "presión continua sobre las aseguradoras privadas" para mejorar precios y servicios, comparándolo con el sistema de universidades públicas y privadas. Pero dijo que "hay que permanecer abiertos a otras ideas que logren el objetivo final".