(Vatican.news/InfoCatólica) Leer los signos de los tiempos, asumir con valentía los nuevos retos para llevar eficazmente la verdad del Evangelio al hombre y al mundo contemporáneos, fue el pedido que el Papa Francisco realizó, en un mensaje, a los miembros de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Juan Pablo II de Cracovia. El nacimiento del ateneo, hace 625 años, fue un acontecimiento que «marcó una época», afirmó el Papa: fue el 11 de enero de 1397 cuando, a petición de la reina Santa Eduviges y de su marido Ladislao, y con la bula Eximiae devotionis affectus de Bonifacio IX, se creó la Facultad de Teología de la entonces Academia de Cracovia, más tarde Universidad Jagellónica, que hoy continúa como Facultad de la Universidad Pontificia Juan Pablo II, y cuya historia está marcada por los logros científicos y educativos junto con la «espiritualidad creada por sus santos fundadores, profesores y estudiantes».
Subrayando que los tiempos actuales exigen, además de «no olvidar la tradición», «mirar al futuro con esperanza y crear el futuro», el Santo Padre hizo presente que «reflexionar sobre el contenido de la Revelación utilizando métodos de investigación clásicos y contemporáneos», está en el lema y la misión de la Universidad de Cracovia: se trata de un «ministerio del pensamiento», como lo llamó San Juan Pablo II, que resulta necesario para unir los ambientes universitarios con la misión de la Iglesia de difundir el mensaje de Cristo en el mundo. De ahí el llamamiento a toda la Facultad para que mire al presente y afronte con valentía los nuevos retos para difundir la verdad del Evangelio en el mundo contemporáneo.
El Papa deseó, asimismo, que la Facultad pueda utilizar no sólo el estudio científico y la búsqueda de la verdad, sino también el «testimonio social» de la fe vivida. La adquisición de conocimientos debe combinarse, según Francisco, con la promoción del respeto por cada hombre, por el amor a Dios que lo ha creado, y con el cuidado de la formación de los corazones, abriéndolos a lo más importante, a lo que es duradero y no pasa.
Una universidad católica, señaló por otra parte Francisco, debe enseñar a los jóvenes estudiantes, a realizar sus sueños y metas, «sobre la base de la verdad, la bondad y la belleza», que tienen su fuente en Dios. «Su ministerio de pensamiento y búsqueda de la verdad -concluyó- es necesario hoy para la Iglesia en Polonia y en el mundo. Llévenlo con sentido de responsabilidad para ser fieles a su misión: ¡vayan y hagan discípulos!»