(Kath.net/InfoCatólica) Emoción en la catedral de Colonia: el obispo auxiliar Rolf Steinhäuser ya está de pie y revestido detrás de la puerta de la sacristía y la procesión está a punto de comenzar, cuando entre 30 y 40 activistas ecologistas entran en la catedral de Colonia y se manifiestan a favor del «rescate climático» con los altavoces que han traído consigo.
Es una de las Misas más importantes del año para la catedral de Colonia. Desde toda Alemania, los fieles peregrinan al templo que custodia según la tradición las reliquias de los Reyes Magos, para obtener la indulgencia plenaria. A pesar de la pandemia, la catedral estaba llena. La cola ante la puerta principal llegaba hasta el estudio de la WDR.
Los empleados de la catedral revisaron a toda prisa que los asistentes cumplieran las medidas sanitarias y de seguridad pero lógicamente no revisaron a fondo sus bolsas y mochilas. Y fue de esa forma como los ecologistas pudieron introducir micrófonos y altavoces para su acto de protesta.
Un portavoz del grupo, micrófono y altavoz en mano, pronunció un manifiesto de denuncia de la destrucción del medio ambiente y la falta de compromiso tanto de la política como de la iglesia en la lucha contra sus consecuencias. Algunos de los manifestantes se tumbaron en el suelo en el pasillo central. Los activistas cantaron entonces un lema: «Levántate por la supervivencia».
Al principio, muchos fieles pensaron que se trataba de un acto incluído en la celebración, ya que el obispo auxiliar Rolf Steinhäuser es dado a las sorpresas. Pero cuando el deán de la catedral, Robert Kleine, tomó el micrófono y pidió en vano a los manifestantes que no siguieran abusando de la catedral, y los activistas enfadados le regañaron y amenazaron con denunciarle a la policía porque no llevaba máscarilla, quedó claro: algo estaba ocurriendo de nuevo, a pesar de que el cardenal Woelki se encuentra en un año sabático autoimpuesto en el sur de Alemania.
Entonces los católicos indignados reprocharon a los activistas su acción. El rector de la catedral, Guido Assmann, mandó que los perturbadores fueran escoltados fuera de la catedral por el personal de la misma. El personal, vestido con túnicas rojas, tuvo que arrastrar a los manifestantes por el suelo hasta fuera de la catedral, pidiendo refuerzos por radio. La acción terminó después de unos minutos gracias a esta intervención.
El Dr. Michael Hesemann, vaticanista e historiador de la Iglesia, vive en la archidiócesis de Colonia y expresó ayer su enfado:
«Hay que denunciar a los activistas por allanamiento. No es aceptable que se abuse de la iglesia. Es una vergüenza».
De hecho, cada vez son más las voces que reclaman una actuación contundente. No puede ser que la Iglesia católica en Alemania tenga que aguantar todo. Nadie se atrevería a organizar acciones de este tipo en una mezquita o un templo budista.
También se ha puesto de manifiesto otra preocupación: Si se pueden introducir sin problemas altavoces en la catedral, existe el peligro de que tampoco se descubran bombas o artefactos explosivos, armas o productos químicos.