(Aci Prensa/InfoCatólica) Según informó un medio local, el abad de la Capilla de San Genaro en la Catedral, Mons. Vincenzo De Gregorio, abrió la caja fuerte con la reliquia del santo alrededor de las 9:00 a.m. y la sangre estaba totalmente sólida.
El relicario se colocó en el altar al culminar la Misa y se quedó allí durante todo el día a la espera de que se repita el milagro de la licuefacción, lo que ocurrió finalmente a las 5:59 p.m. (hora local).
La página de Facebook de la Capella di San Genaro informó que «la ceremonia se ha desarrollado excepcionalmente sobre el altar mayor de la Catedral de Nápoles y no, como de costumbre, en la Capilla de San Genaro, en respeto a las normas anticovid».
«El prodigio de diciembre, el último de las tres ceremonias en las que se licúa la sangre tradicionalmente cada año, se conoce también como 'milagro laico', porque usualmente se realiza en la Capilla del Tesoro de San Genaro», agrega la publicación.
La sangre de San Genaro, que se conserva sólida en un relicario, se suele licuar tres veces al año: el primer domingo de mayo, el 19 de septiembre (fiesta de San Genaro) y el 16 de diciembre, en memoria del milagro producido por la intercesión de San Genaro que evitó una catástrofe tras la erupción del volcán Vesubio en 1631.
El milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro también ocurrió este año en mayo y el 19 de septiembre; pero no ocurrió en diciembre de 2020.
El milagro no siempre ocurre igual: a veces la licuefacción tarda varias horas, o incluso días. En otras, como en 2018, el milagro se produce antes de la celebración litúrgica, y en otras ocasiones, por motivos desconocidos, la sangre no se licúa.